domingo, 4 de enero de 2009

EL ESPEJISMO DE DIOS


Los buenos propósitos, anunciados casi como un susurro a uno mismo al despegar la última hoja del calendario, no sustituyen los cada vez más peligrosos hábitos. Y uno de ellos es seguir considerando que para estar conectado con el mundo pasa inexorablemente por leer la prensa o visitar los telediarios con la esperanza que entre el alud de calamidades, atrocidades y demás seleccionados por los editores hayan noticias alentadoras para el devenir de la especie humana, contraviniendo ese aforismo periodístico que reza «una buena noticia no es noticia». Esos hábitos acaban por domar la capacidad de asombro de un servidor, pero no por ello valorar ciertas noticias como un signo inequívoco que la crisis no es sólo financiera sino que afecta al sentido de común de muchos mortales.
Al albur de una educación laica donde las haya, tuve garantizado el pasaporte para un ateísmo que, en ciertas fases, ha trocado al agnosticismo pero de ahí no ha pasado la cosa. Empero, ni por asomo pensé que el ser ateo te otorga un plus de autoridad para cualquier asunto que compete al quehacer diario, como tampoco lo espero de aquellos que pertenecen a una determinada religión. Si una de las cuestiones que me han apartado definitivamente del radio de acción de todo aquello que compete a lo religioso es su sentido gregario, el saber de la existencia de una Associació d’ Ateus en Catalunya dispuesta a difundir su doctrina a través de una campaña publicitaria en algunas líneas de autobuses del area metropolitana de Barcelona me mueve a la inquietud. Claro que, puestos a escoger un transporte, mejor que se muevan sobre el plano. Imagínense una campaña de ateos para desplazamientos en avión. «Vuele con Spanair y le garantizamos que en el cielo no existe Dios». Esta podría ser el lema de la próxima campaña de la Associació d’Ateus de Catalunya. No me negarán que tendría un mayor impacto que ponerla en unos autobuses, más aún si se coloca en la parte trasera; si lo has perdido, no estás pensando en el mensaje de ese anuncio si no más bien te estás acordando de algún familiar del conductor que ha arrancado haciendo caso omiso del sprint que te has marcado en balde.
Ya veo que la no-fe religiosa mueve montañas... de euros para ponerlas escalonadamente ante el gerente de turno de una entidad como Transports Metropolitans de Barcelona. Supongo que habrán pasado el plato entre el colectivo de ateos, creando idéntico efecto (espejo) del que tratan de neutralizar, esto es, la presencia de religión en nuestra sociedad civil. Puede ser que algunos de los dirigentes de esta asociación piensen que esos euros están bien invertidos y siempre habrá algún incauto, en plan Fight Club («el club de la lucha»), que abrace un nuevo grupo-terapia donde compartir aquello que les une, por absurdo que resulte. Dejemos volar la imaginación y asistamos con una cámara oculta a una de esas sesiones organizadas por tal asociación: dispuestos en círculo los veteranos socios se aprestan a escuchar al nuevo miembro que debe pronunciar las palabras mágicas del inicio del ritual. «Me llamo Jesús Pérez, y yo también soy ateo». Luego, el «padre espiritual» que ejerce de maestro de ceremonias extiende un recibo que marca con tipografía cuerpo 14 Garamont la cantidad a abonar en cómodos plazos. Al leer la cifra a abonar si se caga, por perdón, en Dios, ya es miembro de pleno derecho. A la salida se le entregará el Nuevo Testamento de la Biblia, obra de Richard Dawkins y que lleva por título El espejismo de Dios (ir a enlace).
Hay que ponerle humor a ciertas cosas porque, de lo contrario, podemos perder el norte con una facilidad pasmosa. Eso sí, seguiré militando en el agnosticismo/ateísmo pero desde el individualismo. Al menos para un servidor esta es la mejor forma de desenvolverse en la vida, sin querer participar en propuestas que lo único que hacen es reproducir las mismas prácticas que han llevado a muchos a pensar que lo que rige sus destinos es creer en la existencia de un ser supremo. Gràcies a Déu i al seny, no pertanyo a l’Asociació d’Ateus de Catalunya.

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