domingo, 19 de febrero de 2012

UNA NOTICIA CON CARGA «ANTIVIRAL» SOBRE UNA ENFERMEDAD «SILENCIOSA»

Como ya he señalado en más de una ocasión en este blog, vivimos en un mundo en que las buenas noticias generalmente quedan relegadas a ocupar plaza en los breves de los diarios digitales o en las ediciones en papel, pasando inadvertidas salvo que uno se esmere a la revisión de fondo del contenido de los mismos. De una manera casual, al entrar en la edición digital de La Vanguardia (www.lavanguardia.com), de cuya hemeroteca algún día de estos dedicaré un post un trabajo estajanovista por el que merece sacarse el sombrero, he reparado en la noticia de un titular dispuesto para captar la atención: «La curación de la hepatitis C será posible en dos años, según algunos expertos». Si bien caben diversos matices sobre el titular de marras, es de aquellas noticias que vuelve a reafirmarme en la importancia capital de la clase médica, de los investigadores de la ciencia dispuestos a vencer barreras hasta no hace demasiado tiempo infranqueables. Unas barreras que en épocas de crisis se multiplican conforme a la merma de fondos privados y sobre todo públicos para las partidas de investigación en materia científica. La noticia recogida en La Vanguardia a través de la agencia EFE habla de un sustancial, cuando no crucial avance, en la aplicación de un tratamiento clínico capaz de eliminar la presencia del virus de la Hepatitis C en el organismo, según se desprende del contenido de la conferencia pronunciada hace unos días en Taipei por el doctor Jacob George, profesor de Gastroenterología y Medicina Hepática de la Universidad de Sidney (Australia). No es un tema baladí; tan sólo en nuestro país la padecen alrededor de 800.000 personas y según la información que he podido recabar, se trata en la mayoría de los casos de una enfermedad “silenciosa” con todas las ventajas e inconvenientes que ello comporta. Una asintomatología que lleva implícita que parte de la población desconozca si en su organismo descansa el virus de la Hepatitis C —con sus variantes en forma de genotipo— y que puede incluso elevar la cifra apuntada a cerca del millón de casos. Hasta la fecha, según constato en la documentación que he ido recabando al hilo de la noticia, dependiendo de la variante de Hepatitis C los resultados de éxito obtenidos oscilan entre el 60% y el 90% de curación total. Así, la más frecuente, la de tipo 1, se muestra la menos eficaz al tratamiento farmacológico y requiere cerca de un año de convivir a diario con una rutina médica, a veces con efectos secundarios severos pero reversibles. No son pocos los que habrán evitado someterse a esos tratamientos agresivos —en especial, el interferón— esgrimiendo al especialista de turno que su organismo está libre de dolor. Acogiéndose a los resultados médicos señalados en el escrito que, en su fase II, abren la opción a una curación prácticamente completa incluso en la variante más resistente de la Hepatits C, esos pacientes se llenarán de razones para postergar una decisión que pueda comprometer nada menos que a su salud.
   En un país que desangra por las noticias relativas a la falta de trabajo bueno es reparar en noticias que alientan a la población a pensar en los grandes avances generados por los investigadores científicos del orbe mundial. Ellos dejan filtrar en nuestras ventanas una luz para la esperanza para aquellos familiares, amigos, conocidos o simplemente habitantes del planeta, correligionarios de la especie humana que demandan entre plegarias, silencios o sollozos la posibilidad de corregir un destino fatal o un futuro demasiado incierto antes de lo prescrito por la biología. Mi sentimiento de admiración para con estos profesionales que han renunciado a la notoriedad por la entrega callada a una pasión, a una vocación crece de manera inversamente proporcional a esa clase política de alto standing independientemente del color al que se acojan que se llena la boca con una oda al sacrificio mientras padecen en sus propias carnes la crisis... a razón de tener cubiertos una horquilla de cuatro a ocho mil euros al mes. Puestos a estrecharse el cinturón, a ver si tramitan una ley que rebaje un 50% sus sueldos, y entonces quizás disculpemos una política de recortes generalizada que debería tener en la educación, las pensiones de los más desprotegidos y, sin duda, la sanidad sus excepciones.
      

viernes, 10 de febrero de 2012

40 ANIVERSARIO DE «DIRIGIDO POR...»: EL ELOGIO DE LA DIFERENCIA

Para muchos de los que pertenecemos a la generación del baby boom, el cine se convirtió en una especie de «religión» merced a esas obras que nos impactaron de pequeños y que dejaron una huella indeleble. Como en su tiempo, para la generación de nuestros abuelos o bisabuelos la llegada del sonoro comportaría todo un acontecimiento, La guerra de las galaxias (1977), Tiburón (1975), Alien, el octavo pasajero (1979)... representaron una puerta abierta a una realidad que nos impactó y serviría de embrión de una cinefilia o de una afición al cine que nos ha acompañado y nos acompañará para el resto de nuestros días. A finales de los setenta, una parte de este baby boom en nuestro país empezaba a preguntarse entre los asuntos de la vida quiénes diantre estaban detrás de aquellos films dispuestos para dejarnos paralizados en el patio de butacas. Esas sesiones a rebosar habían hecho mella. Por fortuna, en aquella época existían librerías especializadas, cuanto menos, en las grandes capitales y algunas capitales de provincia. La curiosidad debió llamarme a alguna de ellas y allí comencé a descubrir la existencia de Dirigido por.., que llevaba en el mercado unos cuántos años de rodaje.
    Del nacimiento de Dirigido por... este 2012 se cumple su cuarenta aniversario y bien que un servidor lo celebra. Creo que una gran parte de la cinefilia de este país ha contraído una deuda histórica para con esta publicación, a razón de 419 números en que han tenido cabida infinidad de dossiers, estudios, críticas... que dan la medida de la variedad de propuestas cinematográficas arribadas a nuestras carteleras, filmotecas y televisores. De ese carácter heterogéneo que caracteriza el denominado Séptimo Arte se han hecho eco una nómina de escritores de muy distinto calado. Diversas maneras de pensar, de enfrentarse al análisis cinematográfico han apuntalado un proyecto impulsado, en su origen, por Edmond Orts i Climent, y un grupo de entusiastas entre los que se encontraba Manel Ferrer, el propietario de El espectador, una de las tiendas especializadas a las que me refería y que desapareció, dejando yermo de espacios donde se concentraban años ha una serie de aficionados al cine deseosos por encontrar números atrasados de Dirigido por..., entre los cuáles, el dossier de cine negro era un «clásico».
   En aquel periodo de descubrimiento, el cine me empezó a atraer desde muy distintas vertientes. Por ello, no he podido dejar al margen la lectura de partes de la revista independientemente de la firma que llevara acompañado cada artículo, estudio, crítica o dossier. Eso sí, la lectura de la revista ha sido un ejercicio a posteriori del visionado de una determinada producción, un modo de contrastar y enriquecer el pensamiento. Para muchos de nosotros esos estupendos especiales o estudios de los años 80 Vincente Minnelli, John Huston, Joseph L. Mankiewicz, Fritz Lang, Billy Wilder y un largo etcétera— fueron una vía directa a suscitar un interés por conocer al detalle la filmografía de esos gigantes, derivando al cabo el concepto de completista que, en los tiempos de inexistencia de tecnologías interactivas estilo internet o soportes multizona, representaba un ejercicio de «espeología». El factor de la nostalgia para los que formamos parte del baby boom juega a favor de pensar que esa, la de los años ochenta, devino una de las «etapas doradas» de Dirigido por..., en que José María Latorre dejaba constancia de las hechuras de gran escritor que fue y sigue siendo, independientemente de sentirnos más o menos cercanos a su enfoque crítico de diversas obras o determinadas producciones. En ese frente crítico Latorre estuvo acompañado, entre otros, por Esteve Riambau, José Enrique Monterde, Carlos García Brusco, Antonio Castro (un entrevistador cuál copa de pino) y Quim Casas, uno de los pocos «supervivientes» de aquel memorable periodo. Con la incorporación de Tomás Fernández Valentí y Antonio José Navarro a finales de los años ochenta, se produjo un cierto relevo generacional que les ha llevado, a día de hoy, a ser dos de los referentes de la la revista, sin menoscabo de la aportación de una legión de críticos que con mayor o menor fortuna contribuyeron o han contribuido a fijar en el papel una visión y un pensamiento crítico que no conoce fronteras.
   Por una simple cuestión de practicidad, no soy persona de hacer del hogar una suerte de museo personal o familiar donde guardo todas las reliquias del pasado. Pero entre las excepciones a esta forma de operar se encuentra la colección de números de Dirigido por... Cierto que con el advenimiento de internet, las horas de consulta de obras enciclopédicas o de revistas en papel por muy encuadernadas y localizables que estén, han menguado ostensiblemente en el cómputo anual, pero Dirigido por... siempre estará allí, en mi despacho personal; una manera de rendir honores por los «servicios prestados» durante tantos años a un aficionado al cine que, por suerte o desgracia (nunca se sabe) lo ha convertido en profesión. Gracias a Steven Spielberg, George Lucas, Martin Scorsese, Stanley Kubrick... hay cordones umbilicales que algunos de nosotros nunca romperemos. El cine sigue siendo una segunda memoria. Y a esa memoria ha contribuido sobremanera al pensamiento cinematográfico Dirigido por... Solo cabe desear, pues, al equipo de Dirigido por... que siga resistiendo en ese mar embravecido que se corresponde con las publicaciones ligadas al ámbito de la cultura. Más que nunca, cabe subrayar la constancia y fidelidad de los veteranos lectores, y la incorporación de nuevas generaciones que buscan respuestas a sus inquietudes cinéfilas más allá de la galaxia de internet.    


Enlace a la web de Dirigido por     

viernes, 3 de febrero de 2012

FUMATA BLANCA EN SEVILLA: LA «PERDICIÓN» DEL PSOE, EL AÑO CERO DE LA ERA CHACÓN

Desde hace bastante tiempo he sostenido que, más allá de cuestiones de índole presupuestaria, uno de los grandes déficits del cine español es el escaso abanico de géneros y subgéneros que maneja, decantándose generalmente la balanza por la comedia y el drama con los apellidos que se quiera. A diferencia del cine estadounidense que, a través de su producción audiovisual, se puede recomponer en cierta medida aspectos clave de su propia historia, nuestra cinematografía apenas retrata, por ejemplo, a la clase política real, aquella depositaria de la gobernabilidad del estado español o de su crisol de autonomías, o de su oposición. Encontrar, pues, que una producción fechada en España en los últimos veinticinco años en que se cite un solo nombre de un político es como buscar una aguja en un pajar. Y no es que falten argumentos para armar un thriller político: en la realidad de nuestros días aquellos jóvenes empeñados en renovar los contenidos temáticos de nuestra cinematografía tendrían material de sobras, a modo de ejemplo paradigmático, en ese juego de estrategia diseñado sobre el tablero de un socialismo borrado del mapa en las pasadas elecciones generales y autonómicas consecuencia directa del balance de la era Zapatero. Éste, en su segunda legislatura, evidenciaría la imposibilidad por sacar al país adelante, con una acción de gobierno cortoplazista socavada por una errática dirección y una peor ejecución de los mandos (ya fueran ministros, directores generales, secretarios de estado, etc.) que orbitaban en la Moncloa, en Ministerios o en sede parlamentaria. Si bien el thriller se sirve de algunos instrumentos propios como la elipsis para alterar la realidad temporal, cierto que muchos de ellos funcionan mejor sabiendo el espectador que la trama se desarrolla en días, e incluso horas. Una semana, pues, puede resultar un periodo bastante adecuado para dar cabida al desarrollo de un thriller con trasfondo político. Por consiguiente, la primera de este mes de febrero de 2012 serviría como modelo para trazar una obra de género en que los políticos serían los protagonistas de la función, encabezado el concurrido reparto por Carme Chacón en el papel de la mantis religiosa (así me refería sobre ella en un anterior post: ir a enlace) que maneja con destreza y perfidia las cartas de una baraja marcada. En uno de sus viajes relámpago a tierras catalanas su empadronamiento en los aledaños de la Ciudad Condal cabría someterlo a revisión para no crear agravios comparativos, Chacón repartiría cartas a la nueva cúpula del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) cuya dirección corre a cargo de Pere Navarro, a la sazón Alcalde de Terrassa— con la idea de venderles el discurso de que en su programa para acceder a la Secretaria General del PSOE el frente catalanista reividincativo no quedaría aparcado. Ese mismo frente presto a enarbolar la bandera del pacto fiscal para equipararse, en la medida de lo posible, al denominado concierto vasco (menudo eufemismo)— para sacar del atolladero económico en que se encuentran las instituciones debido a la combinación de una mala gestión y un agravio endémico en materia de fiscalidad, y del que Navarro y los suyos no dudarán en sumarse si quieren remontar en las próximas elecciones después de tocar fondo. Pero la jugada maestra que presume Chacón la llevará a regir los destinos del PSOE en los próximos años, quién sabe si incluso a lo largo de una década, ha sido repartir idénticas cartas a los delegados andaluces, pero diciéndoles cosas diametralmente distintas al oído, en atención a que se niega en redondo a suscribir ese pacto fiscal. Así lo ha dejado por escrito en un rotativo sevillano por si algún delegado se mostrara receloso de que una catalana se pronunciara con rotundidad en un tema que trata de equilibrar un déficit fiscal histórico. En este thriller al espectador le queda claro que Chacón engaña a sus fellow catalanes o andaluces. Una lección de malas artes más que suman en uno de los personajes más siniestros de nuestro país, capaz de hacernos creer que ella no estuvo en ese gobierno zapateril de infausto recuerdo y que si fue así, la democracia interna del PSOE que ahora pregona corregir a los cuatro vientos, no había funcionado como hubiera sido su deseo. Pero puestos a rendir cuentas sobre democracia interna, más bien ésta brillaría por su ausencia cuando su marido Miguel Barroso participaría activamente, en una reunión en petit comité, para designar a la que… oh sorpresa, sería investida Ministra de Defensa. Para esa escalada a las máximas cotas del poder que ansía desde hace tiempo Chacón, ya le servía un Ministerio que, por lo general, se encuentra entre los mejores valorados por los españoles. Pero todos estos asuntos trascienden poco a la opinión, debió pensar la ex ministra, y con el silencio de unos y el desconocimiento de otros, ha hecho camino hasta la ciudad hispalense donde echa un pulso definitivo a Alfredo Pérez Rubalcaba. Con todos los reparos que se le pueda poner a Rubalcaba, su candidatura es infinitamente más honesta que la de Chacón, esa diablesa más falsa que una moneda de Francisco Franco en la Europa del Euro. Los apoyos obtenidos por Rubalcaba en las últimas fechas Felipe González, Juan Carlos Rodríguez IbarraEmilio García-Page, el edil de Toledo que se postulaba como "tercera vía" pero que ha claudicado en sus ambiciones a la espera de que soplen vientos más favorables y recabe apoyos significativos entre las bases, máxime cuando se conoce que le acompaña, a modo de ticket al estilo americano, Patxi López, entiendo para desgracia del PSOE que no serán suficientes y Chacón será proclamada Secretaria General del Partido. Malos tiempos, por tanto, seguirán corriendo para el PSOE toda vez que la fumata blanca dicte sentencia en Sevilla con Chacón tomando el relevo de Zapatero gracias a unos delegados que no han querido enterarse ni la misa la mitad; unos u otros luego se lamentarán de la decisión adoptada un 4 de febrero de 2012 cuando se sientan engañados por la Phyllis Dietrichson de Esplugues de Llobregat. La perdición del socialismo para aquellos que seguimos fieles a un único partido fuera de la abstención o el voto del color que se lleva estos días merced a la ola siberiana. Si es así, con Chacón reinando en el PSOE que no cuenten con un servidor para sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa. El blanco (con b minúscula) será nuevamente el color a escoger. Y van…