Para aquellos que estén poco familiarizados con la disposición de las ciudades satélite en el mapa del área metropolitana de Barcelona, el trayecto en automóvil a realizar entre el Aeropuerto de Barcelona y Badalona —la cuna del básket catalán— y viceversa puede resultar un auténtico via crucis, sobre todo cuando de un tiempo a esta parte la velocidad máxima en algunos tramos de la autovía de Castelldefels es de 80 Km/h. Para los habitantes de Badalona y alrededores, en especial los de la comarca costera del Maresme, la propuesta de disponer de un aeropuerto que evitara el trago de cruzar toda Barcelona en vehículo rodado, además de pasarse tiempo al volante circulando a paso de vespino por la autovía de Castelldefels, podría ser acogida con alborozo y entusiasmo. Pero desde las oficinas de La Penya, todo un emblema de la ciudad, este plan de futuro me temo que convocaría al recelo. La razón fundamental: el constante goteo de jugadores del primer equipo de la ACB que han decidido tomar las de Villadiego antes de concluir su contrato, sabiéndose que una hora larga de trayecto al Aeropuerto que les había depositado en suelo catalán bien valía la pena para proyectarse en un nuevo destino. Bracey Wright (ver foto), escolta ex Aris de Salónica (allí hizo fortuna uno de mis ídolos de juventud que ocupaba idéntica posición: Nicos Galis) de veinticuatro años, a principios de enero ha dejado «colgada» a la plantilla del CB Badalona y, una vez más, con las vergüenzas al aire de un staf técnico que ya no sabe donde mirar cuando le ocurren estos contratiempos. Esta maldición acompaña a los verdinegros desde hace décadas, pero en los últimos años se han encendido todas las señales de alarma. No basta la solera de un club con una tradición y un compromiso por el básket inquebrantable; una amplia nómina de norteamericanos han pasado fugazmente por la historia de La Penya sin ni tan siquiera llegar a completar una sola temporada. ¿Cabe achacarlo a la pura casualidad? Es probable. ¿Se debe a una mala planificación interna del Club? También. Jordi Villacampa, el Presidente del Club, debe revisar una y otra vez en su memoria los casos de baloncestistas «furtivos» para poner coto al tema. El caso de Maceo Baston fue de los más sonados, ya que dejó sin más a la Penya para hacer su particular «éxodo» con destino tierra santa: el Maccabi de Tel Aviv. La jugada le salió bordada y allí vivió el renacer del equipo israelí bajo la batuta de Saras Jasikevicius. Lejos de escarmentar con el «caso Baston», temporadas más tarde se trajeron a un ala-pivot con antecedentes penales en los USA por ir armado cerca de la Casa Blanca... Y ahora, como recambio de Wright, se hacen con los servicios de Coby Karl, el hijo del coach, entre otros equipos, de los Denver Nugets y del Real Madrid, George Karl. Me temo que sus días están contados en Badalona para un jugador que había padecido un cáncer que le privó de alcanzar la gloria de militar en un equipo de la NBA. La misma enfermedad que sufrió Mike Schultz, un notable ala-pivot que formó parte de aquel legandario equipo de La Penya de finales de los años ochenta que los aficionados a este fantástico deporte nos sabíamos de carrerilla. Rafa Jofresa, Enric Margall, Villacampa, Schultz, Rafa Vecina, Andrés Jiménez, Montero, Ferran Martínez... Ahora, los aficionados de nuevo cuño de La Penya viven en el más absoluto desconcierto, incapaces de memorizar un equipo-tipo a lo largo de una temporada. En el fútbol moderno se imponen las rotaciones; en el básket que se practica en Badalona en la categoría «madre», la de la ACB, las rotaciones se hacen a pie de aeropuerto.
1 comentario:
christian al cambiar el color si no cambias el color de la letra es casi inposible leer los enlaces
Publicar un comentario