Existe una máxima no escrita en el mundo de la publicidad que reza que todo es susceptible de copiar. El cine, como pocas disciplinas artísticas, ha sufrido un expolio permanente por parte de publicistas que luego hacían sus propuestas frente a un comité de directivos que, al dar vía libre a las mismas en un porcentaje considerablemente alto, significaba que poco afición había al Séptimo Arte por parte de esas cúpulas de mando. No hace demasiado tiempo, al albur de algún éxito de antaño se recuperaba esa marca, esa secuencia, esa pose para incluirla en una campaña publicitaria «empaquetada» con un diseño de modernidad que hacía difícil reconocer de donde se había sacado semejante idea, brillante idea. Pero, a medida que pasan los años, lo singular, lo diferente deviene un valor al alza; todo suena, se intuye con un sentido de dejá vù y lo que interesa es que el mensaje llegue de la forma más directa en un mercado colapsado de ofertas que no hacen más que desubicar, desorientar al potencial comprador. Sin embargo, algo grave ocurre entre los (auto)denominados creativos de una compañía como Telefónica Movistar —que debe destinar una importante partida presupuestaria de sus pingües beneficios al márketing y a la publicidad—, que nos cuelan dos campañas publicitarias en pocos años que tienen como denominador común la misma fuente de inspiración: Píxar. No hay nada aleatorio en todo ello: en 2004 se estrenó Los increíbles y, al cabo de un par de años, una figura hipervitaminada con el torso bien desarrollado y con capacidad para levantar el vuelo nos invitaba a llamar a través de Movistar. Algunos quisieron disculpar el spot arguyendo tan sólo un parecido razonable entre el cabeza de familia de «Los increíbles» y aquel fornido volador. Con la misma diligencia a la hora de presentar sus propuestas, un grupo de «creativos» han vuelto a sacar un rendimiento extraordinario a la visita a una sala de cine o la adquisición de otra producción Píxar en formato digital, en concreto Ratataouille (2007), una de las masterpiece de la compañía que ha acabado uniendo esfuerzos con la todopoderosa Disney. Descartada que una rata (sinónimo de racanería) fuera la vedette de la nueva campaña de Movistar, los publicistas encontraron la solución en uno de los dobladores de excepción que prestaron la voz a Ratataouille para el mercado hispanomericano: el popular chef peruano Gastón Acurio. Así de simple: se cambia la forma singular por el pural y hete aquí la solución: «Gastones», una nueva plataforma de llamadas más baratas hecha a medida para un sector de los usuarios de Movistar. Ni tan siquiera han esperado un par de años para «rendir tributo» a la compañía de Andrew Stanton, Brad Bird y Cia. Para finales de este 2008 se anuncia la salida al mercado del DVD y del Blue-Ray de Wall-E (2008). Con tan sólo cerrar los ojos ya me imagino a algunos creativos rondando las grandes superficies para adquirir esta joya de la animación digital. Quizás no tardaremos en ver un spot con dos interlocutores que se intercambian mensajes de móvil (en aparatos Movistar, of course) con una fonética similar a Wall-E y Eve(Eva). Al tiempo. Por fortuna, como contrapartida a estas tácticas «vampíricas», dentro del colectivo de los «creativos» existen auténticos talentos como los responsables de las campañas de Audi o Kyle Cooper. Encumbrado por los títulos de crédito de Se7en (1995) —infinidad de veces plagiado— y otras tantas piezas maestras, Cooper es una demostración de honestidad profesional. Desde hace unos años su talento no fluye como quisiéramos, pero estamos seguros de que su creatividad volverá a aflorar... sin necesidad de recurrir a las argucias de algunos de sus colegas, especialistas en apropiarse de ideas ajenas.
Nota bene: espero recibir pronto las llaves de un Audi (color metalizador, please)
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