
Con la mirada puesta fuera de los Buffalo Springfield tras el mal ambiente creado durante la grabación del segundo disco, Last Time Around (1968), título profético donde los haya, certificaría la defunción del grupo con un moderado éxito. Demasiados gallos en un mismo gallinero podría sintetizar el porqué esa experiencia, a priori, repleta de sinergias positivas que convocaban al folk, rock, country y R&B, se iría al garete. A pesar de que Neil Young rondara por aquel entonces los veinte años, su madurez y talento superaba de largo a un Richie Furay plegado a liderar los Buffalo Springfield, buscando la aprobación de Stephen Stills. Entre este triunvirato se repartían la composición de unas canciones entre las que destaca I Am a Child, el tema de Neil Young que certificaba su pobre protagonismo en Last Time Around. La entrada de Chris Messina de la mano de Furay acabó por crispar los ánimos en el seno de una formación que debido al paso de Young y Stills por la misma se entiende la gloria que ha merecido hasta la fecha para los amantes del rock tout court.
Aferrado a la franquicia Buffalo Springfield, Dewey Martin quiso refundar el grupo en varias ocasiones pero se vio obligado a claudicar cuando sonaron los tambores en forma de pleitos judiciales. Su deseo de proseguir en el negocio al frente de nuevas formaciones (Dewey Martin and Medicine Ball, Blue Mountain Eagle) no impidió que su nombre quedara asociado para siempre a los Buffalo Springfield. Unos réditos extraordinarios a costa de un proyecto que no pasó del par de años. En su momento se especuló que Neil Young reflotaría el grupo, pero todo quedaría en el terreno de la rumorología. No obstante, el prolífico músico canadiense sí dejaría constancia que al evocar su paso por ese grupo de vida efímera el aullido de la juventud le motivaría hasta el punto de escribir Buffalo Springfield Again —incluido en el álbum de estudio Silver & Gold (2000), una pequeña obra maestra— tomando el título del segundo disco del grupo. Conociendo que parte de la inspiración de Neil Young se cuela por los sumideros de la nostalgia, no nos extrañaría a sus fans que para futuros trabajos la figura de Dewey Martin tuviera su particular homenaje, ya sea en forma de un mensaje cifrado o bien como una explícita declaración de amistad en unos tiempos en los que la épica del rock lucía con señorío en la vanguardia musical de una época irrepetible.
3 comentarios:
Christian:
Me han acabado gustando Buffalo Sprngfield ¡y hasta Blood Sweat and Tears!. De todas formas me sigo quedando con lo más crudo de esos años: Stooges, Hendrix, Doors, aquellos Jefferson Airplane o Grateful Dead más fuera de control, Zappa... y más aún el principo de los 70 con Alice Cooper y compañía.
PD: Hoy me mandan el libro de Mankiewicz
Hola Jesús:
La verdad es que no fue mala cosecha la de aquellos años de efervescencia musical/cultural; levantabas una piedra y salían grupos a pares. Respecto a "The Doors" no lo sé porqué pero ahora casi nadie habla de la película homónima de Oliver Stone, que sin ser redonda tiene muchos aciertos como una magistral introducción de unos personajes pero también de una época. En cualquier caso, nunca más se podrá repetir una década, la de los setenta, con tantas obras impresionantes en el ámbito de la música rock-pop: Led Zeppelin, Zappa, Genesis, Yes, Neil Young, Fleetwood Mac, Cream y un largísimo etcéterca. A los grupos y vocalistas que aludes, se sumarían otros tantos que sentaron las bases para la que sería una "década prodigiosa".
saludos,
Christian
Nota bene: larguísimo etcétera
(sorry)
Christian
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