domingo, 16 de noviembre de 2008

TELECINCO: EN LAS ALCANTARILLAS DE LA INMORALIDAD

En estos días de intenso debate en torno a los modelos financieros que deben regir en un mundo cada vez más globalizado y, por tanto, proclive a que el efecto dominó se produzca entre bancos y cajas de ahorro de distintas latitudes, parece que pocos reparan en otros aspectos de la sociedad moderna que guardan relación con criterios éticos y morales de ese poder omnipresente que precisamente ha sacado a la palestra la mezquindad de lo especuladores en el ámbito económico. Al respecto, una noticia me ha llamado poderosamente la atención, máxime al establecer una secuencia cronológica a lo largo de esta última semana que me lleva a un estado de incredulidad. Veamos. El pasado 10 de noviembre se oficializaba el acto de entrega de la XIII Edición de los Premios Tiépolo, que toma el nombre del pintor Giovanni Battista Tiépolo (1696-1770). Digamos, para ser un tanto llanos, que se trata de un premio sacado de la chistera de las Cámaras de Comercio de Madrid y de Italia (las dos «patrias» de Tiépolo), entre otros organismos. Esperanza Aguirre, en calidad de Presidenta de la Comunidad de Madrid, hizo entrega de los mismos a Paolo Vasile, consejero delegado de Gestevisión Telecinco, y a José Manuel Lara Bosch, Presidente del Grupo Planeta. En el habitual discurso laudatorio que acompaña estos fastos, Aguirre destacó que «Gestevisión Telecinco es una empresa de capital italoespañol que ha creado, con enorme éxito, nuevas formas de ver y de hacer televisión». Poco acostumbrado un servidor a asomarse por la ventana de una cadena que hace de la emisión de películas una prueba de fuego de paciencia en altas dosis, sin descuidar las series, otro suplicio al canto en forma de interminables cortes publicitarios, y a repetir n veces esa nadería llamada Gran hermano, entre otras lindezas, asistí casi por casualidad a la emisión de dos programas de Telecinco. En primer lugar, la entrevista dedicada a Luis Roldán, otrora Director de la Guardia Civil que ha pasado los últimos lustros en prisión por haberse apropiado ilícitamente de los fondos reservados dispuestos por el gobierno socialista en la etapa de Felipe González. María Teresa Campos, resabiada de la prenda que tenía delante, mantuvo el tono distante, se mostró incisiva en ocasiones pero sin perder los modales más allá de interrogar a Roldán con un semblante de incredulidad. Aquella bravuconada que permitió algún que otro titular en la prensa, al verse Roldán acorralado por la justicia, de que «tiraría de la manta», quedaría en agua de borrajas una vez más. Tras el tête a tête vendría el turno para un grupo de periodistas dispuestos a merendarse al personaje, sabedores que aquel ex alto cargo vinculado al Ministerio del Interior de rostro cerúleo, era un «cadáver» embalsamado por obra y gracia de los maquilladores de Telecinco, incapaz de salirse de un guión-monólogo si no quería regresar a chirona sin el régimen de semilibertad que había acariciado tras años en el purgatorio. Y entre tantos debates, juicios de valor, acusaciones y demás, uno se preguntaría: «¿cobra Luís Roldán por aparecer en el set de la cadena de Don Vasile?» Afirmativo. Esquizofrenia pura: ni asomo de los 1.4000 millones de las antiguas Ptas que se afanó a ocultar Roldán, desviando la atención en todo momento sobre otro personaje de similar pelaje (Mister «X» Paesa). Eso sí, la recompensa a este gesto de escurrir el bulto, se sustanciaría con una gratificación, me temo, de varios miles de €, que Vasile y Cia. han tenido a bien contribuir para el plan de pensiones de uno de los mayores chorizos de un país en construcción durante el socialismo. Claro que ahí no acaba la cosa y al día siguiente, el sábado por la noche, La noria nos obsequió con la presencia de una tal Violeta Santander, a cuyo auxilio fue el profesor Jesús Neira para evitar que siguiera siendo agredida y éste acabó en la UCI. Con Neira postrado en la cama de un hospital balanceándose entre el cielo y la tierra, la Violeta de marras se despedía ante la cámara con una defensa a ultranza de su novio (sic), un tal Antonio Puerta, lanzándole besos y citándolo por su apodo. Mensaje en clave que hubiera podido ir acompañado de «tranquilo, Gordo, ya me he librado de esa jauría de periodistas y además he pasado por caja». Roldán, Violeta... ¿quién será el próximo Don Vasile? Quizás los directivos de Telecinco puedan seguir recompensando a otros seres de similar calaña que han hecho de sus vidas una perversión de la ética y de la moralidad. Mal asunto si pensamos que el mundo se regula tan sólo por asuntos financieros y económicos. Esa crisis que nos estriñe el cinturón a veces nos nubla la vista al punto de no saber si discernir si cadenas como Telecinco hacen un ejercicio de libre periodismo o bien un paupérrimo servicio al gratificar a personajes extraídos de las alcantarillas de la inmoralidad donde se esconden despojos humanos con piel de cordero. Por prescripción médica, mi abstinencia de Telecinco está servida por tiempo indefinido.

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