Su presencia no desentonaría en un peplum, ataviado con una túnica y dejando que su media melena, su barba desprovista de bigote y su estatura menuda le situaran al fondo del plano departiendo con otros sabios de la época en el Ágora. Me refiero a Santiago Niño Becerra, que en tiempos remotos había sido Casandra antes de reencarnarse en un profesor de Estructura Económica de Barcelona. Esa Casandra que predijo la catástrofe que se cernía sobre Troya pero nadie pareció creerle entre los situados en los aledaños o en las cúpulas de poder. Su alter ego del siglo XXI hizo lo propio advirtiendo del serio peligro que corría un estado, el español, que se desmorona por la base, la de su economía. Muchos políticos guiados por esos consejeros que parecen marcarles los tiempos como si manejaran a párvulos, recomendaron que se abstuvieran de las lecturas de las profecías convenientemente encuadernadas en que luce el nombre de Santiago Niño Becerra en sus respectivas portadas. El profesor catalán, que no tributa en partido algo, seguía sin apearse del burro en sus predicciones catastrofistas y, a golpe de acertar, una legión de ciudadanos empezaron a prestarle atención. La clase política, en cambio, seguía negándole el pan y la sal, incluso cuando dijo que toda la porquería de los bancos en forma de bonos basura, participaciones en sociedades del sector inmobiliario en quiebra, hipotecas subprime y un largo etcétera, debía aflorar si no querían que se produjera un colapso a nivel del estado. ¿Qué iba a decir el PSOE si en 2010 el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, a la sazón Secretario General del partido, sacaba pecho en un foro económico de los Estados Unidos cuando soltó la frase que «posiblemente España tenga el mejor sistema financiero (una pausa) del mundo»? Posiblemente, claro. Solo las frases “célebres” de ZP valdrían para dar salida a un opúsculo o un librito con prólogo de Miguel Barroso, su “sabio” consejero. ¿Y que iba a decir el PP cuando Mariano Rajoy se enfundaba el traje de salvador de la patria en los comicios electorales de 2011? Vender humo entre una parroquia adscrita a la izquierda o al centro que compraba la idea de que toda la culpa la tenía la ineptitud de ZP y su equipo, y que con ellos se había tocado fondo, sonaba a maniobra que solo daría réditos a corto, muy corto plazo. Al cabo de tan solo unos meses, cualquier parecido con la realidad electoral es pura coincidencia. Mientras Rajoy, atrincherado debajo de la mesa de su despacho, grita a sus subordinados más directos —léase Luis De Guindos, Cristóbal Montoro y Soraya Sáenz de Santamaría— «¡Al fuego, bomberos!» observa de soslayo desde el amplio ventanal de la Calle Génova como esa Troya llamada España se prende en llamas una vez encajada la pieza que faltaba del puzzle gigantesco. Una pieza en forma de oso, logotipo de Bankia. El caballo de Troya. Ya advertía Becerra de lo nocivo de la presencia de Rodrigo Rato (el que hubiera sido el reemplazo natural de José Mª Aznar, una vez cumplido su segundo mandato al frente del gobierno, de no haber mediado la figura de Rajoy) presidiendo un conglomerado bancario que desprendía un tufillo político… que llegaba hasta la calle Génova a través de las cloacas dispuestas a lo largo de su recorrido. Rato ejercía, pues, el papel de Paris en esta tragedia griega en que Helena pasaría por adoptar el rostro de Esperanza Aguirre. Como en su tiempo la presencia de Helena y Paris en Troya despertó las sospechas de Casandra, al punto que dio pie a una fatídica predicción que más tarde adquiriría visos de profecía cumplida cuando los aqueos penetraron en la ciudad griega situándose en el interior del gigantesco caballo de madera, en 2012 otra profecía cobra visos de realidad cuando Bankia debe ser rescatado… por un montante de 23.000 millones de €. Saco la calculadora y me sale una barbadirdad de dígitos cuando lo multiplico por 166,386 de las antiguas Ptas. Eso sí, el nuevo presidente de Bankia, José Ignacio Goirrigolzarri, queda contento con ello. Feliz él mientras la inmensa mayoría de los mortales con dos dedos de frente de este bendito país empezamos a pensar o creernos que las profecías catastrofistas no vienen solas. Algunos se consuelan pensando que mañana saldrá el sol (por Antequera), otros seguimos aferrándonos a una luz de esperanza (el optimismo mueve montañas) y/o unos cuantos ven el futuro fuera de nuestras fronteras. En estos casos, lo bueno de este país es que tiene salida por mar casi en todas direcciones y ahora que llega el tiempo "estable" —salvo alguna tormenta de verano— y el cielo se libera de nubes el viaje rumbo a lo desconocido puede resultar más placentero. Luego, la divina fortuna proveerá a unos y otros. Para otoño, el rescate europeo, a la griega o a la portuguesa. Entretanto, a distraernos con la Eurocopa y las Olimpiadas, y a coger un poco de color en la cara porque a partir de septiembre se nos quedará pálida cuando se presente el espectro de Rajoy ante el televisor anunciando la enésima cosa que no quería anunciar… pero que eso y lo contrario, para el caso, lo mismo. O sea, rescate habemus. ¿El montante final? Nada, a sacar la calculadora de 12 digitos. Quién sabe...
Existe vida después del cine. Muchos me vinculan a este campo. Este blog está dedicado a mis otros intereses: hablaré de música, literatura, ciencia, arte en general, deportes, política o cuestiones que competen al día a día. El nombre del blog remite al nombre que figura en mi primera novela, "El enigma Haldane", publicada en mayo de 2011.
domingo, 3 de junio de 2012
LA PROFECÍA DE CASANDRA: EL CABALLO DE TROYA... «PATROCINADO» POR BANKIA
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