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domingo, 3 de junio de 2012

LA PROFECÍA DE CASANDRA: EL CABALLO DE TROYA... «PATROCINADO» POR BANKIA

Su presencia no desentonaría en un peplum, ataviado con una túnica y dejando que su media melena, su barba desprovista de bigote y su estatura menuda le situaran al fondo del plano departiendo con otros sabios de la época en el Ágora. Me refiero a Santiago Niño Becerra, que en tiempos remotos había sido Casandra antes de reencarnarse en un profesor de Estructura Económica de Barcelona. Esa Casandra que predijo la catástrofe que se cernía sobre Troya pero nadie pareció creerle entre los situados en los aledaños o en las cúpulas de poder. Su alter ego del siglo XXI hizo lo propio advirtiendo del serio peligro que corría un estado, el español, que se desmorona por la base, la de su economía. Muchos políticos guiados por esos consejeros que parecen marcarles los tiempos como si manejaran a párvulos, recomendaron que se abstuvieran de las lecturas de las profecías convenientemente encuadernadas en que luce el nombre de Santiago Niño Becerra en sus respectivas portadas. El profesor catalán, que no tributa en partido algo, seguía sin apearse del burro en sus predicciones catastrofistas y, a golpe de acertar, una legión de ciudadanos empezaron a prestarle atención. La clase política, en cambio, seguía negándole el pan y la sal, incluso cuando dijo que toda la porquería de los bancos en forma de bonos basura, participaciones en sociedades del sector inmobiliario en quiebra, hipotecas subprime y un largo etcétera, debía aflorar si no querían que se produjera un colapso a nivel del estado. ¿Qué iba a decir el PSOE si en 2010 el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, a la sazón Secretario General del partido, sacaba pecho en un foro económico de los Estados Unidos cuando soltó la frase que «posiblemente España tenga el mejor sistema financiero (una pausa) del mundo»? Posiblemente, claro. Solo las frases “célebres” de ZP valdrían para dar salida a un opúsculo o un librito con prólogo de Miguel Barroso, su “sabio” consejero. ¿Y que iba a decir el PP cuando Mariano Rajoy se enfundaba el traje de salvador de la patria en los comicios electorales de 2011? Vender humo entre una parroquia adscrita a la izquierda o al centro que compraba la idea de que toda la culpa la tenía la ineptitud de ZP y su equipo, y que con ellos se había tocado fondo, sonaba a maniobra que solo daría réditos a corto, muy corto plazo. Al cabo de tan solo unos meses, cualquier parecido con la realidad electoral es pura coincidencia. Mientras Rajoy, atrincherado debajo de la mesa de su despacho, grita a sus subordinados más directos —léase Luis De Guindos, Cristóbal Montoro y Soraya Sáenz de Santamaría— «¡Al fuego, bomberos!» observa de soslayo desde el amplio ventanal de la Calle Génova como esa Troya llamada España se prende en llamas una vez encajada la pieza que faltaba del puzzle gigantesco. Una pieza en forma de oso, logotipo de Bankia. El caballo de Troya. Ya advertía Becerra de lo nocivo de la presencia de Rodrigo Rato (el que hubiera sido el reemplazo natural de José Mª Aznar, una vez cumplido su segundo mandato al frente del gobierno, de no haber mediado la figura de Rajoy) presidiendo un conglomerado bancario que desprendía un tufillo político… que llegaba hasta la calle Génova a través de las cloacas dispuestas a lo largo de su recorrido. Rato ejercía, pues, el papel de Paris en esta tragedia griega en que Helena pasaría por adoptar el rostro de Esperanza Aguirre. Como en su tiempo la presencia de Helena y Paris en Troya despertó las sospechas de Casandra, al punto que dio pie a una fatídica predicción que más tarde adquiriría visos de profecía cumplida cuando los aqueos penetraron en la ciudad griega situándose en el interior del gigantesco caballo de madera, en 2012 otra profecía cobra visos de realidad cuando Bankia debe ser rescatado… por un montante de 23.000 millones de €. Saco la calculadora y me sale una barbadirdad de dígitos cuando lo multiplico por 166,386 de las antiguas Ptas. Eso sí, el nuevo presidente de Bankia, José Ignacio Goirrigolzarri, queda contento con ello. Feliz él mientras la inmensa mayoría de los mortales con dos dedos de frente de este bendito país empezamos a pensar o creernos que las profecías catastrofistas no vienen solas. Algunos se consuelan pensando que mañana saldrá el sol (por Antequera), otros seguimos aferrándonos a una luz de esperanza (el optimismo mueve montañas) y/o unos cuantos ven el futuro fuera de nuestras fronteras. En estos casos, lo bueno de este país es que tiene salida por mar casi en todas direcciones y ahora que llega el tiempo "estable" —salvo alguna tormenta de verano— y el cielo se libera de nubes el viaje rumbo a lo desconocido puede resultar más placentero. Luego, la divina fortuna proveerá a unos y otros. Para otoño, el rescate europeo, a la griega o a la portuguesa. Entretanto, a distraernos con la Eurocopa y las Olimpiadas, y a coger un poco de color en la cara porque a partir de septiembre se nos quedará pálida cuando se presente el espectro de Rajoy ante el televisor anunciando la enésima cosa que no quería anunciar… pero que eso y lo contrario, para el caso, lo mismo. O sea, rescate habemus. ¿El montante final? Nada, a sacar la calculadora de 12 digitos. Quién sabe...  

sábado, 12 de mayo de 2012

DE MISS SINAOLA O MISS CÁRTEL: FALSAS APARIENCIAS TELEVISIVAS


Tildado por un ejército de detractores (localizados sobre todo entre la clase política) de agorero, de apocalíptico de pacotilla y un sinfín de descalificaciones, el profesor Santiago Niño Becerra ha vuelto a clavar sus predicciones al calor de la realidad financiera de algunos de nuestros bancos, a cuyo rescate ha tenido que acudir el gobierno de turno en forma de financiación con dinero, al fin y al cabo, público. Ya lo hizo en sus estimaciones sobre el crecimiento del paro y del efecto inocuo de una reforma del mercado laboral perpetrada por el PP, el partido en el gobierno. Igualmente, en la realidad de nuestros días podemos ir constatando que el panorama que se dibuja en un futuro sino inmediato, cercano, se corresponde con la proyección que hace Niño Becerra del crecimiento de sectores dedicados al ocio acomodados a colocar "paneles" que impidan ver a trasluz la situación de la vida cotidiana en que se va marcando una falla más evidente entre clases ricas y pobres. Corporaciones consagradas al ocio dispuestas a crear espejismos; el cine en particular en tiempos de crisis se cobra un auge de las producciones de superhéroes para mantener distraída a la clientela, elevando a los altares a figuras salvadoras de las amenazas a las que se ve sometida la población de una determinada zona o ciudad, país o continente. Y ya se sabe cuando crece un gran "árbol" en taquilla Los vengadores (2012), dicho sea de paso, basado en uno de mis cómics favoritos de la adolescencia, su alargada sombra procura poco espacio para que broten otros.
   La antítesis de esa enésima entrega de la factoría Marvel se corresponde con Miss Bala (2011), una producción que viene al pelo hasta qué punto esa ventana a la realidad que representa la televisión y, en particular, sus telediarios, distorsiona la verdad de los hechos. Dudo que fuéramos pocos los que en su día en vísperas de la Navidad de hace tres años— no diéramos crédito al contabilizar a Miss Sinaloa’08 Laura Elena Zúñiga— entre los “trofeos” exhibidos por la policía azteca, todos ellos a priori pertenecientes al Cártel de Juárez, uno de los más peligrosos que siguen operando en México. Por el contrario, muchos debieron validar la información en el sentido de resolver una sencilla ecuación en que interviene el factor del poder y su alianza con otro elemento indispensable en el condimento de esa realidad lacerante enquistada en el contiene norteamericano: el narcotráfico. Por ello, al interés que despierta una cinematografía en alza, de la que han surgido algunas de las voces más interesantes en el panorama audiovisual actual –Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu, etc., se redoblaría para un servidor en el caso de Miss Bala por conocer el detalle de esa verdad cercenada, manipulada y definitivamente quebrada en la pequeña pantalla. Amparada en un concepto de docudrama y en el manejo del plano-secuencia, el director y coguionista Gerardo Naranjo descubre a aquellos no familiarizados con la realidad de su país una mirada que irradia verismo y nos atrapa en un remolino de angustia y miedo. Al final de la proyección podemos llegar a hacer un diagnóstico mucho más certero sobre ese mundo de violencia y pánico que va minando la moral de la población. Miles de víctimas mortales computan en el curso de una docena de años  en el nuevo siglo derivados del narcotráfico en el país azteca es una cifra que solo lo aguanta el papel. Miss Bala nos muestra esa red de intereses que genera el negocio del narco, implicando a policías, cuerpos de seguridad, los propios cappos del narco, instituciones políticas y militares. Una red difícil de desentramar y aún más compleja de «aislar». Creo que este debería ser uno de los títulos de obligada visión para ir conociendo el detalle de la verdad de las cosas, y así colocar en cuarentena ciertas imágenes —por ejemplo, la de Laura Zúñiga (su alter ego en pantalla con idéntico nombre de pila pero con diferente apellido, el de Guerrero, en la piel de la actriz Stephanie Sigman), escondiendo la cabeza y maniatada, en un gesto que puede derivar en la asunción de su culpabilidad cuando, en realidad, expresa su condición de víctima— demasiado tentadoras para que derive en un comentario en torno a la mesa o apostados en el sofá del calado de «se presentó a un concurso de belleza, luego vino sus insinuaciones con el poder y ahí meterse en el narcotráfico solo fue otro paso más. Qué desperdicio de vida». La conclusión puede que certeza; el “circuito” trazado, erróneo. Suerte que existen propuestas del alcance de Miss Bala, capaces para orientarnos en esta selva informativa donde lo fácil es mostrar una “foto” pero se nos priva de la “secuencia” completa. Cada vez más un servidor se aparta de esas ventanas “oficiales” catódicas de la información para buscar, rastrear en otros espacios, inclusive el de una a priori ficción audiovisual con una base documental sólida y robusta, la presentada por Naranjo y su equipo.