jueves, 8 de mayo de 2008

LAS «ÁGUILAS» VUELAN ALTO


Se dice de las águilas que saben dosificar el batir de las alas y las saben mover con precisión; no abusan de esa parte de su anatomía que les lleva a alcanzar alturas imposibles para otras aves rapaces como los buitres. Un vuelo, en suma, elegante que en el panorama musical tiene su equivalencia en la formación californiana homónima que cumple cuarenta años de supervivencia. Al evocar a los Eagles sobrevuela en nuestra memoria temas como Hotel California, Take It Easy o Desperado, mil veces recopilados en ediciones de «grandes éxitos de la música pop-rock» o incluidos, a veces con calzador, en algunos álbumes del grupo norteamericano. Ese sería el caso de Hell Freezes Over (1994), un título escogido casi por obligación cuando dijeron que tan sólo volverían al ruedo musical si «el infierno se helaba». Y ya se sabe que cuando una banda anuncia su retirada, en realidad, nos está diciendo que preparan gira o nuevo disco, con mayor repercusión mediática si cabe. A finales del pasado año, fieles a este principio por el que se rige la música moderna, los Eagles volvieron a la carretera. Long Road Out to Eden (2007) es un doble disco currado, un regalo para los fans de los Eagles, entre los que me cuento. Pasajes sonoros inequívocamente Eagles, pero también asoman, como espectros, fraseos a la guitarra al estilo Mark Knopfler (I Dreamed There Was No War, I Love to Watch a Woman Dance). Los medios tiempos habituales de los Eagles, registrados con un sonido limpio, impoluto con alternancia de voces solistas (Glenn Frey, Don Henley, Joe Walsh y Timothy B. Schmit se turnan en la aplicación de una veintena de canciones) se hace especialmente recomendable su audición mientras conducimos por esas largas carreteras de nuestra geografía. Los espléndidos cortes Waiting in the Weeds y Do Something se sitúan en lo más alto de un vuelo majestuoso que algunos, cuál aves carroñeras con ropajes de críticos postmodernos, esperan una caída en picado. Pero, como Craig Drexler, aquel formidable alero de los Blazers de Portland, lo suyo es planear por un cielo raso y uniforme, de una intensa luminosidad. Pocos nubarrones, pues, en el horizonte musical desde el reencuentro, a mediados los noventa, de la formación base de un grupo de altos vuelos que aún nos deparará más de una sorpresa en el futuro. Schmit, Frey, Walsh y Henley siguen en plena forma. Una buena noticia.
Ir a Youtube para escuchar y ver videoclip de

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pedazo de banda. "Hotel California" es uno de mis discos de cabecera. Créeme si te digo que he llegado a llorar al escuchar la canción "The Last Resort":

"You can leave it all behind
and sail to Lahaina
just like the missionaries did, so many years ago
They even brought a neon sign: "Jesus is coming"
Brought the white man's burden down
Brought the white man's reign
Who will provide the grand design?
What is yours and what is mine?
'Cause there is no more new frontier
We have got to make it here
We satisfy our endless needs and
justify our bloody deeds,
in the name of destiny and the name of God
And you can see them there,
On Sunday morning
They stand up and sing about
what it's like up there
They call it paradise
I don't know why
You call someplace paradise,
kiss it goodbye".

En comparación con The Eagles, el 90% de las formaciones de rock actuales son una mera anécdota.
Celebro que te gusten tanto, Christian.

The Fisher King.