
Revisar la historia de Atlantic Records es equivalente a proponer un viaje por la etapa más fecunda, a nivel de creatividad, de la música popular del siglo XX. Las raíces del blues o el soul de Aretha Franklin u Otis Reding darían lugar a ese tallo que se correspondería con el rock vitaminado de Led Zeppelin y que derivaría a sí mismo en la confección de múltiples hojas correspondientes a muy diversos estilos. Esa planta que contribuyeron a germinar los Ertegun y Abramson aún se sostiene merced al impulso de nuevas generaciones, pero también de nombres ilustres que habían recalado en una compañía que hablaba el mismo lenguaje que ellos. Quizás algún día sepamos reconocer en Europa la gran aportación a la música que hizo Atlantic Records, un sello desprovisto de ese márchamo elitista, capaz de aglutinar estilos tan dispares como los de Led Zeppelin o el que compete a Wilson Pickett. En ningún caso se trataba de una producción en serie; el «orfebre» Ahmed no lo hubiera permitido incluso en aquella época donde creyó que el soccer podría ser otra apuesta... a largo plazo. A fuer de ser sinceros, vistos los resultados de la Copa Confederación Sudáfrica ’09, esa semilla de oro (Johann Cruyff, Franz Beckenbauer y Cia no se dejaban convencer precisamente por un plato de lentejas) llamada Cosmos que se había plantado a caballo entre los años setenta y ochenta ha dado sus frutos. Con estos dos frentes —la música y el soccer— la imagen de visionario iría tomando cuerpo, pero desde hace tres años tan sólo nos queda el alma de un gigante de la producción musical. No puede decirse que murió sobre los escenarios... pero casi. Una caída sesgó su vida mientras asistía a un concierto de los Rolling Stones. El documental Shine a Light (2008) iría dedicada a su memoria. Un tributo que tendría la bendición de un auténtico who’s who de la música con letras mayúsculas y que, a unos meses vista, se producirá otro momento para el recuerdo cuando salten al escenario Simon & Garfunkel, Aretha Franklin, Eric Clapton, Crosby, Stills, Nash & Young (?), Bruce Springsteen y un largo etcétera. Más que la efemérides en sí misma, la reunión de esta constelación de estrellas se debe, en buena medida, a sus fundadores, los hermanos Ertegün. Esos dos días de octubre, coincidiendo con la semana de Halloween, el cielo se vestirá de una lluvia de estrellas presidiendo la función una luna de color níveo en honor al país que vio nacer a dos leyendas de la música que operaban desde sus despachos pero también desde los estudios de grabación.
1 comentario:
Hola Christian. Magnífica crónica.
CSN and Friends?? (Mr Young). Sería bonito y mas todavía estar allí con playeros.
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