miércoles, 26 de agosto de 2009

STEPHEN STILLS: POR SI QUIERES SACARLE PROVECHO...

El 7 de abril de 1990 aparecían en escena David Crosby, Stephen Stills (1945-) y Graham Nash en el marco del Festival Aid Farm. Veinte años habían transcurrido desde aquel mítico Déjà vu (1970) pero parecían algunos más para Crosby y Stills, embutidos en sus vestimentas de cowboy con el fin de rendir honores a un público entregado con el voto republicano cautivo en buena parte del mismo. Después de interpretar Suite Judy Blue Eyes, la sorpresa de la velada la depararía la presencia de Neil Young, quien asomaba al fondo del escenario con su habitual indumentaria hippie. Los gestos de camaradería preceptivos sirvieron de preámbulo a la ejecución del tema This Old House. En apenas un suspiro, el público y todos aquellos que han tenido acceso al visionado del DVD Neil Young Farm Aid (1985-1990) se han podido percatar quién dominaba el cotarro; la carismática presencia, la voz y esa forma peculiar de danzar sobre el escenario con la guitarra en ristre (además de la armónica apoyada sobre un artilugio un punto rupestre pero efectivo) de Neil Young dejaban en un segundo plano a la «santísima trinidad» CSN. Al final de la canción, Stephen Stills tuvo su instante para el lucimiento en una sensacional ejecución a la guitarra acústica sin otra voz que la emitida por esas mágicas seis cuerdas. En esta secuencia, a mi entender, se ejemplifica una de las razones por las que todavía Stills nunca ha alcanzado la gloria que le corresponde por su extraordinaria calidad. Una de las razones por las que el tejano nunca llegó a brillar en función de la progresión que había demostrado en sus primeras fases en el mundo de la música se debe a un nombre propio: Neil Young. Esta fue la desgracia de CSN; confiados en que eran auténticas estrellas del firmamento musical, dejaron convencerse por Ahmet Ertegün que la entrada de Neil Young les beneficiaría, sin menoscabo que se resintieran sus respectivos egos. Cada uno por separado, al poco tiempo, sabían que éste era el mejor de todos. Un aspecto más fácil de digerir para Crosby y Nash, pero no tanto para Stills cuya ambición a principios de los setenta no tenía límites. Decir que quería convertirse en uno de los mejores músicos de la historia contemporánea es quedarse corto. Pero eso llevaba tiempo, comportaba ir mejorando aquellos aspectos que dependían más de la inspiración del momento, dedicar a todo ello un esfuerzo titánico y quizás, solo quizás, la meta se ofrecería próxima. Aquel joven filiforme que había compartido con Stills vivencias y rivalidad en Buffalo Springfield, en un par de años creció musicalmente de tal forma que se situaba varios escalones por encima de cada uno de los integrantes de CSN. Lo que aspiraba a ser Stills lo tenía frente a él. Eso llevó a Stills a un sentimiento de frustración que, librados una serie de trabajos acústicos de elevado nivel, no superaría, sabiéndose que Young, además de la calidad que repercutía sobre sus álbumes, el éxito comercial le acompañaba. Lo mimético parecía, pues, un mero espejismo con el que tratar de nivelarse con Young; si el canadiense tenía su banda (Crazy Horse) él respondía con la creación de Manassas. Pero ni esta formación pasaría a la historia ni Stills por formar parte de la misma; así pues, tocaba arrebato y seguir explotando la franquicia CSN. Lo paradójico que los tres que gobernaban la nave CSN quedarían una y otra vez anulados cuando Neil Young volvía a juntarse con sus compinches. Éste llevaría la voz cantante. Al cabo de muchos años, Stills expresó todo aquello que se había guardado durante tanto tiempo cuando en el backstage, a punto de que la división de opiniones se apoderara del público que asistía a un concierto de la gira Speech for Freedom –con motivo de la aparición del disco compacto Living with War (2006)–, Neil Young expresó que tenía buenas sensaciones, una carga especial de motivación. Entonces, el rubio guitarrista y cantante no pudo por menos que decirle, en un alarde de sinceridad: «estamos aquí porque creemos en tú música; si no fuera así, no estaríamos contigo». Muy pocas veces ocurren estas cosas; siendo un músico de gran talento Stephen Stills tuvo constancia que alguien más grande que él se situaba por delante. Y ese alguien, Neil Young, no lo escuchaba a través de la radio o de la cadena musical; lo ha tenido a su lado, de forma intermitente, a lo largo de más de cuarenta años. Ese sentimiento de inferioridad no asimilada, entre otros asuntos, derivaría en una serie de problemas con las drogas que le dejaron tocado. Stills ha aprendido que querer compararse con Neil Young sencillamente es una entelequia, una batalla perdida. Pero, por fortuna Stills aún sigue habitando los escenarios y los estudios de grabación; aquel artista que hubiera podido ser pero que no llegaría a ser me sigue deparando excelentes momentos de música con la compañía de Crosby, Nash y Young, o en solitario. Es por ello que me procura una satisfacción personal saber que el reconocimiento de su obra en nuestro país y en otra latitudes es un acto de justicia. En este empeño se sitúa Daniel Ruiz, posiblemente (y pueden quitarle el adverbio de marras si lo desean) el mejor conocedor en España de la obra de la superbanda Crosby, Stills, Nash (& Young), y en particular, de Stephen Stills. Nadie mejor que él para dar fe de su erudición stilliana con un blog de nuevo cuño (Ir a enlace) al que, a buen seguro, Daniel dará cobertura a los Achives '09 del guitarrista oriundo de Dallas... para no ser menos que Neil Young, como no cabría de otra manera. Prueba de que aún una vocecilla sigue susurrándole al oido: «si Neil lo ha hecho, ¿por qué yo no?». Ecos de un pasado que martillean la mente de un verdadero privilegio para la música llamado Stephen Stills.

2 comentarios:

Ramonet dijo...

Es verdad Christian. Un magnífico músico que pudo llegar a lo más alto. Pero como dijo de él, el propio Neil Young, nadie sabe como sigue todavía en pie después de todo lo que se ha metido en el cuerpo.
Egos, drogas y alcohol son los látigos de los músicos. Y no tan sólo los contemporáneos, basta con sumergirse un poco en la clásica, para ver que esto es así desde el principio.

Saludos.

Ramón.

johnphillips1981 dijo...

Mis más sinceras GRACIAS. Eres un auténtico CRACK!