jueves, 30 de julio de 2020

«PROVOCACIÓN» (1982) de Stanislaw Lem: EL CIERRE DE LA TETRALOGÍA DE LA «BIBLIOTECA DEL SIGLO XXI »

Conviene permanecer en alerta, sin bajar la guardia la concentración a la hora de enfrentarnos a cualquier obra de Stanislaw Lem (1921-2006), dado que su intelecto retroalimentado sobre la base de ingentes lecturas de textos de temáticas muy distintas entre sí, nos puede desbordar en cualquier momento. Lem fue único en su especie, «ensanchando» el «terreno de juego» donde resultó más proactivo y por el cual obtuvo una proyección a escala internacional, el de la ciencia-ficción impregnada de razonamientos filosóficos propios de alguien que había bebido de las fuentes de la cultura centroeuropea desde sus años de juventud, sobre todo a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial. En nuestro país resultaba raro no encontrar un lib(rit)o del autor de origen polaco entre finales de los años setenta —cuando empecé a identificarlos como uno de los adalides de la ciencia-ficción del viejo continente— y mediados los años ochenta Lem formando parte de la biblioteca de aquellos prestos a presumir de intelectuales. Ediciones que presentaban cubiertas un tanto esotéricas, en formato libro de bolsillo, una tipografía minúscula y unas traducciones que habían seguido, cuanto menos, un itinerario (por regla general, valiéndose de la traducción directa del inglés al castellano) que sembraba de dudas la calidad del resultado de las mismas. En ese periodo se concentraron un número ingente de publicaciones en lengua castellana extraídas del vasto patrimonio literario de Lem. Al cabo, su fallecimiento, acaecido en la primavera de 2006, como suele ocurrir con tantos escritores, podría haber servido de «revulsivo» de cara a imprimir nuevas piezas literarias o ensayos de Lem o reeditar sus títulos más «conocidos», o por el contrario que su nombre cayera en el olvido, pasto de la indiferencia y del desconocimiento cara a nuevas generaciones de lectores. Por fortuna la realidad objetivable se corresponde con el primer escenario, mereciendo por lo que atañe al sello Impedimenta una voluntad a la hora de sacar a flote aquellas obras que aún no habían sido editadas en la lengua de Dámaso Alonso y otras tantas que requerían de un «lavado de imagen» en forma de traducciones directas del polaco, un tamaño de letra y una calidad de impresión que garantizaran ese intangible llamado el «placer de la lectura». Cubierta una docena de años desde aquel primer propósito –El hospital de la transfiguración (1955), Impedimenta ha publicado un total de once libros de Stanislaw Lem, cuatro de los cuales operando bajo el genérico «Biblioteca del siglo XXI», a saber, Vacío perfecto (1971), Golem XIV (1973), Magnitud imaginaria (1981) y Provocación (1982).  Esta última pieza que ha visto la luz en plena pandemia de la COVID-19 discurre por parámetros alejados de la ciencia-ficción, dejando al descubierto el proverbial conocimiento de Lem sobre infinidad de materias que sirven a la causa para construir una serie de relatos que se adivinan divulgativos –preferentemente, en el ámbito de la ciencia, de la historia contemporánea (referida al holocausto nazi de la que a punto estuvieron de ser sus víctimas la familia Lem pero la fortuna quiso aliarse con ellos)—pero que asimismo persiguen un sentido del relato que involucre al lector a lo largo de sus ciento setenta páginas. Más que una provocación, el libro de marras deviene una invitación a conocer y reconocer el talento de Lem a la hora de «metamorfearse» en un narrador con un sentido del ritmo propio de un estratega abonado al thriller; colocándose en la piel de un divulgador que repasa con un sentido didáctico y ameno algunos de los episodios más determinantes de la Historia del planeta tierra, o haciendo las veces de ensayista con un discurso filosófico y humanista que le aparta de manera consciente del rol de escritor de ciencia-ficción al que ha quedado etiquetado para todos aquellos que siguen mirando de soslayo una obra de una profundidad y extensión difíciles de imaginar. Todo ello combinado con su capacidad de leer el futuro, haciendo una serie de predicciones sobre la realidad un siglo XXI que tan solo había podido arañar unos años antes que su cuerpo expirara pero su mente sigue entre nosotros a través de una proverbial obra que no tiene parangón entre los de nuestra especie.   

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