martes, 3 de marzo de 2015

EL CLAN DE LOS PUJOL: LA OTRA «SENTENCIA». CADENA PERPÉTUA (REVISABLE) DE MENTIRAS Y FALSEDADES

Por efectos del descenso de la natalidad, de un tiempo a esta parte en el estado español se ha considerado familia numerosa el hecho de tener tres hijos cuando esa calificación en los años sesenta, setenta y ochenta se consideraba a partir de cuatro vástagos. A lo largo de catorce años, Jordi Pujol i Soley y Marta Ferrsusola i Lladòs tuvieron un total de siete hijos. Lo que para el común de los mortales (desde la óptica de un país situado en el sur de Europa) hubiera sido que el proyecto de vida de la pareja Pujol-Ferrusola era la educación y el cuidado de semejante prole, en cambio para el patriarca ocuparía un lugar secundario al albur de su compromiso “amb el poble de Catalunya”. Ese, pues, parecía su proyecto de vida, algo que el paso del tiempo ha “matizado” de una manera inequívoca. De hecho, a la luz de la creación de la comisión de investigación sobre los casos de corrupción (especialmente, el caso Pujol) auspiciada por el Parlament de Catalunya y presidida por el miembro de la CUP David Fernández (ejemplar en su cometido hasta la fecha), se ha podido constatar que hemos vivido una gran mentira. La justificación de que Jordi Pujol i Soley se ocupaba “de” Catalunya mientras sus hijos y su mujer jugaban en el patio de atrás a ser empresarios sin otro cometido que prosperar en sus respectivas existencias obedece a una pura farsa. Difícilmente, esas “lagunas” que sigue exhibiendo el pater familias cuando se hace referencia a la actividad profesional de sus vástagos y de su esposa tienen otro sentido que tender una cortina de humo, adoptar una actitud exculpatoria, de blindaje que quedaría dinamitada en mil pedazos el pasado 25 de julio cuando confesó tener una cuenta en el extranjero en virtud de una presunta herencia legada por su padre Florenci Pujol y que no tuvo tiempo de regularizar a nivel fiscal por espacio de más de tres décadas. En ese periodo los miembros del clan prosperarían y de qué manera. El grueso de la familia Pujol podría impartir clases de un máster sobre economía financiera con el objeto de evadir impuestos a través de la confección de empresas interpuestas. Entre los miembros de la familia, el primogénito Jordi Pujol i Ferrusola podría ser el titular de la “cátedra” en esas prácticas llamadas a situarlo como un auténtico “depredador económico” en lugar del autocalificativo que utilizaría ante los diputados del Parlament de Catalunya, el de “dinamizador económico”. Todo un eufemismo en boca de un personaje siniestro al que la inmensa mayoría de los catalanes nunca habíamos escuchado su voz y tan solo teníamos unas imágenes de archivo para asociarlo con su persona.
    Poco o nada me importa del destino judicial que deparará a cinco de los siete hijos de los Pujol y a sus progenitores. Creo que su condena ya está fijada, habiendo llegado a la conclusión que tras escuchar la práctica totalidad de las declaraciones en la comparecencia de Jordi y sus hermanos Pere y Oriol Pujol de los días 23 de febrero y 2 de marzo de 2015 en el Parlament que son unos maestros a la hora de disfrazar la realidad, evitando a toda costa llegar al meollo del asunto. La sombra de la sospecha planea sobre todos ellos porque son personajes de muy dudosa moralidad que utilizaron las puertas que abría su apellido para beneficio personal sin reparar en las consecuencias que ello podría acarrear. Al amparo del cortijo de Convergència i Unió se sustanciaron infinidad de tejemanejes, acuerdos que acabarían beneficiando a ese clan. Si, clan Pere Pujol, el término que mejor se adapta a una familia “benavinguda” (otro eufemismo) que trata de cerrar filas desde el cónclave celebrado el verano del pasado año en la residencia sita en la Tour de Carol (en el Pirineu Catalán), y que rinde cuentas estos meses y los venideros con los tribunales de justicia. Alguien que, como Jordi Pujol i Soley podría recordar detalles de la vida de una familia de un pueblo de la Catalunya profunda difícilmente se le podría escapar que no estuviera al cabo de los movimientos de sus vástagos. Ese nido de víboras ha ido saliendo del cesto estas semanas para demostrar que aún siguen teniendo veneno,  mostrando la peor cara posible de una familia de estructura jerarquizada a imagen y semejanza de las familias mafiosas con la figura del consigliere, el avvocato y demás individuos que se mueven con destreza en las cloacas de la judicatura para evitar el ingreso en prisión de sus clientes. Las miserias propias de una Catalunya que pretende seguir contando con esos patriotas afines a los Pujol con Artur Mas a la cabeza, el hijo adoptivo del padrino Jordi Pujol i Soleypara construir una nueva idea de país. Escuchando a Meritxell Borràs en representación de CIU en las sesiones de la comisión parlamentaria, si fuera por su voluntad Pujol y su troupe quedarían libres de cualquier acusación, y todo sería Mas de lo mismo pero con un cambio de fronteras y un estatus de soberanía propia, eso sí.   


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