sábado, 26 de marzo de 2011

LAS RAZONES DEL INDEPENDIENTE: ENTREVISTA A CHRISTIAN AGUILERA (PARTE I)

Soy poco amigo de las entrevista que traten de hablar sobre uno mismo. Entiendo que para algunos hablar de uno mismo sea uno de sus temas favoritos, pero no es mi caso. Pero en esta ocasión la forma cómo planteaba el tema Adrián Sánchez me hizo pensar que podría reflexionar o simplemente rememorar sobre algunos aspectos que me impelieron a tomar determinadas decisiones, a hacer un balance de situación con la presunción que tan sólo estoy al principio del camino de un viaje que espero depare en el futuro agradables y nutritivas sorpresas. Aprovecho desde aquí mi agradecimiento a Adrián Sánchez por la labor que desempeña a través de su blog, http://esbilla.wordpress.com/, punto de referencia del ciberespacio en materia cinematográfica. Reproduzco un extracto de la primera parte de la entrevista, que al final del texto tiene un enlace con el blog de Adrián para, aquellos que lo consideren menester, leerla entera. Para la segunda parte daré cabida, entre otras cosas, a hablar de la génesis de El enigma Haldane (2011), ya con el libro a las puertas de visitar las librerías del estado español. 

Como el propio Christian Aguilera me dijo al comienzo de este viaje, “diez años dan para mucho” y si nos remontamos para más todavía. Dividida en dos partes esta charla recorrerá, de paseo, sin correr, desde mediados de los 90 hasta hoy mismo, desde los inicios catalanes en proyectos tan suicidas como la edición profesional de una revista propia, Sequencies de Cinema, hasta el establecimiento como autor constante y prolífico de estudios y monografías, de Kubrick a Mankiewicz, de la Generación de la Televisión a Milos Forman con incursión rockista en la vida y obra del gran Neil Young, de alguna manera todos ellos unidos por un hilo invisible que, a su vez, los ata a su autor: son clásicos contra el clasicismo, independientes en el ojo de la industria, son los que está a la vez dentro y fuera. Quizás Christian Aguilera no sea una figurón de la crítica nacional y muchos hasta le desconozcáis, aunque probablemente hayáis visto más de un libro suyo en librerías y bibliotecas, quizás. Será entonces un autor a leer, por constancia, por esfuerzo y por algo que aprecio personalmente como es la honestidad. Escritor sin alardes, analista concienzudo, estudioso al por menor, sus libros son consistentes y sobrios, amenos y nutritivos. No se desvía en lo anecdótico e intenta agarrar lo sustantivo, ni desprecia lo biográfico, ni adora lo interpretativo sobre todas las cosas. Le gusta ver y le gusta contar.
También, pesa, claro, su labor como mente pensante (y trabajante) tras el portal cinearchivo (donde un buen día tuvo a bien invitarme a colaborar), un proyecto en perpetua expansión que ha superado su naturaleza fría de base de datos para convertirse en una cálida revista mensual con memoria incorporada. Y si este es un empeño personal convertido en esfuerzo colectivo, más allá de lo personal está su (pen)último empeño, nada menos que una nueva vida como novelista alumbrada con la inminente publicación de una novela de anticipación, de ficción-científica (¿he olvidado decir que es además biólogo?) y alma de entretenimiento inteligente titulada El enigma Haldane. Pero de ese libro, y de otras cuestiones tan íntimas como su propio blog, El mundo de Haldane, se hablará en la segunda parte, al igual que de los guitarrazos de Neil Young, las batallas contra Hollywood de Joseph Leo Mankiewicz o la vida herrante de Milos Forman. En esta primera nos centraremos en los inicios sentimentales y laborales, en proyectos editoriales propios, en cinearchivo, la crítica y su ejercicio (en Internet y en papel), su pasión por la música de cine y, por supuesto, sus dos primeros libros, La generació de la televisió: la consciència liberal del cinema americà y la monografía sobre Stanley Kubrick que publicó para Dirigido por… ¿Y qué quedará al final? Pues la idea de la independencia, la carrera del independiente.
Por lo demás aquí empieza para el que quiera entrar, a los escritores, como a los cineastas, se les conoce leyéndolos o viéndolos:

Lo primero, bienvenido y gracias por prestarte a lo que venga

Gracias a ti.

Las cosas hay que empezarlas por el principio, así que vamos a ello. ¿Cómo y cuándo comienza esta fiebre por el cine? ¿Cuáles son esos primeros recuerdos, esas marcas indelebles?

Mi padre Josep siempre ha sido un buen aficionado al cine. Él participaba de la organización de un cine-club en L’Hospitalet de Llobregat, una ciudad muy densamente poblada limítrofe con Barcelona. Los viernes por la noche asistía con mis hermanos a los pases de películas en 16 m/m donde, por lo general, se cortaban a mitad de proyección. Allí vi películas en blanco y negro como El jovencito Frankenstein (1974) o Luna de papel (1973), que después de sus estrenos comerciales tenían una «segunda vida» en los cine-clubs. Digamos que esa fue la semilla, sobre todo por el hecho de contemplar el cine en toda su extensión, sin repudiar las películas en blanco y negro, por ejemplo.

Estudias y te licencias nada menos que en biología. Muy alejado, al menos en principio, del cine y las letras, que son tus ocupaciones.

Cuando acabé el bachillerato, pensé que estudiaría una carrera que me gustara. Nunca he pensado demasiado en términos de practicidad y, por tanto, me dije que si me pasaba un lustro estudiando al menos que disfrutara. Fue un periodo del que guardo sentimientos encontrados, pero pienso que, en cierta manera, todo lo que hice después, lo de ir creando una base de datos de cine guarda relación directa con el estudio de una carrera tan “taxonómica”, es decir, que vas moldeando una mente muy estructurada, compartimentada a nivel de información y documentación. Muchos conceptos aprendidos o asimilados en relativamente poco tiempo precisan de un cierto ordenamiento mental.

Ya en el año 1995, hace la friolera de 16 años, fundas en compañía de tu hermano Alex -autor d el libro Directores Del Género Fantástico 1904-2004 (2004)- la revista Seqüències de Cinema. La cual es además la primera estrictamente en catalán del mercado. ¿Cómo fue el parto y qué te impulsó a lanzarte?

La inconsciencia me debió llevar a ello. Por aquel entonces debía tener unos veintisiete años. Un año antes había publicado La generació de la televisió: la consciencia liberal del cinema americà (1994), mi primer libro, y nos aventuramos con Àlex a editar una revista de cine en catalán. Pensábamos, hablo un poco de memoria, que la coincidencia de la celebración del centenario de cine contribuiría a respaldar una propuesta de este tipo. Era la época del boom de las revista de cine (habían ocho o nueve en castellano) y la nuestra la única editada en catalán. Un elemento diferencial, pero no el único, según mi parecer. Dábamos un enfoque global del cine, por ejemplo, diferente a Dirigido por…en que se centraba y se sigue centrando casi en exclusiva en la figura del director.

¿Existía entonces en Cataluña una coyuntura favorable a proyectos de este tipo? ¿Sería posible algo similar en el estado actual de las cosas?

Existía y sigue existiendo una asociación de revistas en catalán que tiene un fuerte respaldo institucional. En calidad de director de Seqüències de cinema asistí a diversas reuniones de la asociación y posiblemente hubiéramos durado mucho más tiempo (al final la cosa quedó en dos años) de haber trabajado más los aspectos institucionales, ya sabes, contactar con determinado lobby político-financiero o representantes de Política Lingüística, pero nunca me he movido bien en estos ambientes. Hubo una tentativa de comprar la cabecera de la revista, pero cuando intuí que Seqüències de cinema quedaría desnaturalizada, plegándose a algo tan absurdo e inexistente como el «star system catalán», dije que ahí acababa el tema. Se puede decir que ha quedado como una revista de culto porque tenía contenidos muy diversos e interesantes, como te decía, con una visión muy amplia sobre cine. Podías encontrar un perfil de un actor secundario, un estudio sobre los guionistas, una entrevista con el compositor George Fenton, una entrevista con el director Jean-Jacques Annaud… Aprendí muchas cosas en ella etapa de mi vida y lamento el no haber dedicado a posteriori más espacio para hacer entrevistas, un género que no me disgusta en absoluto si tienes delante personas como John Schlesinger o el propio Annaud.

A Schlesinger no le tengo demasiado aprecio como director, la verdad. En cambio Annaud casi siempre me parece interesante y desde luego arriesgado. Parece, además, un personaje de los más entusiasta.

Si, es uno de los directores que he entrevistado que sentí transmitían una gran energía. Lo que me maravilla de Annaud es que tiene entre ceja y ceja un proyecto y que, por muy difícil que resulte llevarlo a cabo se empeña hasta el final. No exagero si te digo que El oso debió ser uno de los rodajes más complicados que se hayan filmado en los últimos tiempos. El resultado habla por sí solo, todo parece transcurrir en progresión, de una manera natural cuando no fue así ni mucho menos. Annaud es fundamentalmente un humanista.

Esta revista además la lanzáis desde vuestra propia editorial, Editorial 2001, la cual no solo recoge el libro ya mencionado de tú hermano sino también dos volúmenes tuyos de similares características, Los actores de los oscar del siglo XX (reeditado en 2003) y Los directores de cine del siglo XX, ambos firmados en compañía de Nuria Días. Son libros muy laboriosos, compilaciones biofilmográficas en primer lugar, es decir obras de consulta, pero que no están exentas del gusto personal.

La verdad es que estos dos libros que citas tuvieron un episodio previo en la confección de un CD-Rom sobre los Oscar. Aquello no tuvo un final feliz por un tema de derechos en la reproducción del material fotográfico, pero con Núria aprovechamos ese material para luego publicar Los actores de los Oscar del siglo XX y posteriormente Los directores de cine del siglo XX. Ese último en La Vanguardia fue seleccionado como uno de los mejores libros de temática cinematográfica de 1999. Quizás no signifique mucho, pero siendo una editorial pequeña y sin ser conocidos sus autores, la verdad que me reconfortó. Algunos piensan que es mi mejor libro. No lo sé si es así, pero fue un trabajo bárbaro. Se agotó muy rápido, pero luego no se reeditó. Algunas veces di vueltas sobre una reedición ampliada, aunque ya entrado en la era de Internet las dudas se generaron solas (Enlace para seguir leyendo la entrevista)

1 comentario:

adrián esbilla dijo...

Muy agradecido por las facilidades y por prestarte, con gran paciencia y espíritu de colaboración, a este tipo de experiencia tan laboriosa. Creo que ha quedado bastante sustanciosa por ahora y que, sin duda, remataremos con bien en la segunda entrega.