martes, 29 de abril de 2008

EL MINISTERIO DEL DESPROPÓSITO


Muchas veces nos preguntamos el porqué llegan a nuestras carteleras determinados productos made in spain que sonrojan al más pintado. Y más aún cuando la totalidad de las producciones españolas, en mayor o menor medida, han recibido subvenciones, y por consiguiente, supuestamente han tenido que pasar un filtro de calidad. Eso, en teoría. Pero, por el amor de Dios, que filtro de calidad ni que niño muerto cuando el Ministerio de Cultura español conserva desde hace años una base de datos con miles de errores y les da absolutamente lo mismo rectificarla. ¿Por qué? ¿Para qué molestarse? ¿Quién se quejará? A la gente del cine, deducen ellos, les importa un bledo que el nombre del guionista esté
mal escrito, que le hayan cambiado el nombre de pila, que el minutaje de una película sea de 2.000 minutos, que salgan títulos duplicados, que en el apartado del director aparezca el que hacía de barman, etc. etc. etc. La gente tan sólo se queja si les ha salido un yoghourt caducado, les han pegado un sablazo los de la compañía del ADSL y cosas por el estilo, siempre desde la perspectiva de los funcionarios del susodicho Ministerio. La base de datos (sic) del Ministerio de Cultura (http://www.mcu.es/) es un auténtico despropósito que nadie quiere poner remedio porque sencillamente les importa un bledo a los que lo podrían hacer. En una visita fugaz al Ministerio de marras así se lo hice saber, de una forma amable y cortés, pero la respuesta de algunos de sus representantes tenía un poso de inmobilismo + indiferencia. Está claro que si ni siquiera toman nota de que una base de datos, elaborada con el dinero de todos los contribuyentes, contenga miles de errores a todos los niveles poco podemos esperar que tengan diligencia a la hora de revisar, analizar, estudiar guiones o proyectos cinematográficos concebidos con el fin de ser llevados a la gran pantalla. La excelencia, no cabe duda, no es el fuerte de un cine que se sustenta única y exclusivamente por talentos aislados y por modas pasajeras o cíclicas. Las instituciones, lejos de amparar parámetros de calidad, hacen que cualquier cosa sea susceptible de subvención. Para muestra, una pésima base de datos reducida a una mera consulta de las cifras de recaudación de las películas exhibidas en territorio patrio. Para fortuna de muchos, en el interin, es más fácil añadir algún que otro cero que restarlo porque al contar en € algunas de las producciones no llegan ni a los cuatro dígitos. Y luego dirán que los espectadores rechazan el cine elaborado aquí... Empecemos por hacer la lectura de nuestros males de abajo a arriba y no de arriba a abajo.

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