domingo, 12 de enero de 2014

CINECIUTAT DE PALMA DE MALLORCA: EL «PERSONAJE» DEL AÑO 2013 EN EL MUNDO DE HALDANE

Caer en el desánimo y la resignación parece moneda de cambió común entre aquellas personas o grupo de personas dedicadas a labores culturales, algunos desde una vertiente profesional y otros desde una óptica puramente amateur. Hemos conocido a lo largo de 2013 noticias sobre cierres de salas cinematográficas, sobre todo localizadas en pequeñas o medianas ciudades del territorio español porque, calculadora en mano, sus gestores han visto inviable seguir manteniendo un negocio cuyo IVA se ha encaramado hasta el 21%, además de requerir de un «plan renove» en forma de reconversión de lo analógico a lo digital, que deben asumir en su mayoría por el propio empresario. Ante semejante realidad, éstos han tratado de revertir la situación con iniciativas de descuentos en la entrada tras la excelente respuesta obtenida con el día del cine que superaría las expectativas incluso más optimistas. Rebajar el precio de las entradas puede suponer un arma de doble filo al “acostumbrar” al espectador a una determinadas tarifas que no sobrepasan los 6 € por visionado de película, pero al menos sirve de «dique de contención» a expensas que el sector acabe regulándose con unos criterios al dictado de la lógica, y no del afán recaudatorio mórbido de un gobierno que ni siente ni padece cuando se trata de prender fuego a una cultura patrimonio de la humanidad, la que nos hace mejores como individuos, la que alienta nuestra capacidad de razonar y, por consiguiente, de crear un tejido humano entre personas de distintas “sensibilidades”. Ese mismo tejido humano que ha hecho posible y viable un “pequeño milagro” en las Islas Baleares, y más concretamente en Palma de Mallorca al levantar un proyecto del que las autoridades locales, a priori, se mostrarían cuanto menos escépticas. Se trata del desempeño de un grupo de apasionados del cine que unirían esfuerzos para sacar a flote unas salas comerciales pertenecientes a la cadena Renoir hundido en unas turbulentas aguas donde la luz de los proyectores se ha apagado y el patio de butacas ha quedado huérfano de público. Dar la vuelta a esta desasogante realidad no ha sido fácil para estos voluntariosos aficionados, pero una vez más el tesón y el sentirse partícipe de un proyecto común de una manera solidaria han llevado a saludar, un año y medio después de una junta que marcaría un punto de inflexión en el desarrollo del mismo, la consolidación de Cineciutat Palma de Mallorca conforme un hecho sobradamente probada su eficacia. Una modélica gestión amparada en un concepto cooperativista que había tenido un fuerte arraigo en los años 70, ha propiciado este pequeño “milagro”, con una programación estable que no descuida el valor de los clásicos a través de la celebración de ciclos retrospectivos. Un “caldo de cultivo” imprescindible para fomentar una cinefilia que no sea esclava de una modernidad más como pose que como verdadera fuente de conocimiento y aprendizaje. Así pues, el equipo que forma parte de CineCiutat (fonéticamente con resonancias a Cinecittà, los estudios italianos que dieron cobertura, entre otros muchos, a los sueños de Federico Fellini) Palma de Mallorca toma el relevo a Enrique Redel de Editorial Impedimenta en la distinción anual en este veterano blog de personas o grupo de personas que contribuyen a dinamizar el parque cultural de un país que cada vez debe fiar más su suerte al ingenio, la habilidad, la perspicacia y la constancia de sus ciudadanos. Mil cuatrocientos de estos ciudadanos han sido los que han avalado un proyecto que nacía cuál entelequia y que hoy en día deviene el espejo con el que mirarse esas localidades del estado español que resisten a quedarse sin salas de cine. La ciudad de Majadahonda, localizada en las cercanías de Madrid, esperemos que sea una de tantas que persiguen emular la iniciativa de Cineciutat de les Illes Balears con similares resultados. Gratitud infinita, pues, a esos rostros anónimos que nunca abrirán los telediarios por una obra realizada que debe merecer el aplauso de todos los interesados en la cultura. En todo caso, las compensaciones ya llegan al ver un patio de butacas lleno y una pantalla en que vuelve a cobrar vida a través de historias que nos emocionan, nos provocan reflexión y/o nos llaman a esbozar una sonrisa. Ahora toca perseguir nuevas ilusiones. Mi más sincera enhorabuena. 

1 comentario:

pbarbadillo dijo...

Muchas gracias, Christian, por esta distinción, en nombre de todo el colectivo que formamos CineCiutat. Esperamos verte alguna vez por el cine, si vienes por Palma.
Salut
Pedro Barbadillo