martes, 15 de septiembre de 2020

«EL MUNDO SEGÚN MARK» (1984) de PENELOPE LIVELY: LOS SECRETOS DE DEAN CLOSE

Existen numerosos ejemplos en el mundo literario de escritores que han hecho la transición de la novela o los cuentos infantiles y/o juveniles a obras de ficción preferentemente para adultos. Pero son pocos los casos en que el reconocimiento crítico se ha dado en sendas facetas. Oriunda de la ciudad de El Cairo aunque adquirió la nacionalidad británica cumplida la veintena, Penelope Livey (n. 1933) puede situarse entre este selecto grupo de escritores al haber dado acomodo a lo largo de unos treinta años a relatos o cuentos para niños y jóvenes, y en un periodo de tiempo mayor a una producción literaria encarada hacia el lector adulto, entre las que sin lugar a dudas destacan su opera prima en este campo, The Road to Lichfield (1977), According to Mark (1984) y Moon Tiger (1987), todas ellas finalistas de los Booker Awards. Haciendo bueno el dicho «a la tercera va la vencida», Penelope Lively se alzó con el prestigioso premio literario británico merced a esta última obra.

    Al calor de la lectura de los primeros compases de El mundo según Mark una traducción que fonéticamente suena muy similar a la célebre novela del estadounidense John Irving— el sentido del viaje parece apoderarse del mismo, en sintonía con el contenido de The Road to Lichfield, que sorprendió gratamente a todos aquellos que conocían hasta entonces solo la faceta de cuentista infantil y juvenil de Lively: «Mark Lamming conducía rumbo a Dorset desde Londres para visitar a una joven a la que no conocía, cuando pensó en el abuelo de ésta». Sirva la primera página del libro editado por Impedimenta —sumando así otra Penelope a su catálogo tras sus tocayas Fitzgerald (asimismo galardonadora con el Booker Prize) y Mortimer— para dejar constancia de la extraordinaria capacidad de la autora a la hora de proveer al lector de una información presta para que cada uno de nosotros vayamos penetrando en ese mundo al que hace referencia el título de la publicación en lengua española. La joven a quien debe visitar Mark obedece al nombre de Carrie, un personaje que parece extraído de alguno de los cuentos cuya autoría recae en Lively. A medida que avanzamos en la lectura, Carrie, la nieta del escritor Gilbert Strong, se revela un espíritu libre que ha dejado de creer en el significado de la palabra amor tras una serie de experiencias frustradas y se ha encomendado en cuerpo y alma a su verdadera vocación al quedar al cuidado —con el auxilio de su amigo gay Billy— de su particular Edén, un esplendoroso jardín localizado en el corazón de Dorset llamado Dean Close. Así pues, Carrie hace de su vocación un modus vivendi que le permite concentrarse casi en exclusiva en ese mundo, sin necesidad de viajar al extranjero y de ampliar su ya de por sí reducido círculo de amistades. La entrada en su vida de Mark, empero, llegará a modificar sus hábitos de comportamiento y dejarse arrastrar por un mar embravecido en forma de deseo amoroso. El choque entre esos dos mundo opuestos el de Mark, en compañía de su esposa Alice, habitado de hedonismo, esnobismo y una cierta soberbia intelectual, más acentuada por parte de su cónyuge; el de Carrie, quien descuida el valor formativo de la lectura y vuelca (casi)todo su conocimiento mundano en la vida de las plantas y de las flores— sirve en bandeja al propósito de la novela de Lively cuando nos topamos ante la evidencia de la existencia de un puente que los conecta. Lo será en función que Mark se siente atraído por esa alma libre a la que Alice, galerista de arte, desprecia merced a su altivez intelectual y cree incapaz de atraer la atención de su marido. Pero del desprecio se pasa al recelo y luego a la fundada sospecha que el interés de Mark por visitar Dean Close no se debe tan solo a que allí se encierran los secretos de Gilbert Strong —un autor de culto con poca obra pero con una vida privada bastante suculenta a tenor de las cartas encontradas y de los testimonios recabados— sino que su relación con su nieta le abre una ventana a una nueva forma de entender y de disfrutar de una existencia que definitivamente ha entrado en punto muerto por mor del tedio y el hastío que preside su compromiso matrimonial. Un viaje a Francia sirve de prueba de fuego para calibrar sentimientos y elucubrar la posibilidad de otra vida por parte de Mark. Ciertamente, Lively se muestra tan hábil en la capacidad descriptiva de las situaciones y del paisaje como en la capacidad a la hora de leer en la mente de los personajes. Muestra inequívoca que Lively dominaba por aquel entonces las peculiaridades inherentes al retrato omniscente, aquel capaz de crear un mundo… según Mark Lamming, para quien la dinámica de trabajo cara a la preparación de la que está llamada a convertirse en su tercera obra biográfica —tras dos exitosos títulos—se ve alterada por un asunto amoroso. Si bien la parte final de esta novela puede descolocar un tanto al lector, en su balance general El mundo según Mark razona entre las obras a descubrir en tiempos de (post)pandemia, escrita con soberbia maestría por Dame Penelope Lively, cuyo nombre de pila remite a la esposa de Odiseo en la Opus magna atribuida a Homero. Ella sería la artífice de transformar la acomodada y rutinaria existencia de Mark Strong en una odisea de sentimientos, algunos de ellos enfrentados a su propia esencia intelectual.