Prácticamente desde sus
inicios el sello Impedimenta ha querido rei(vindicar) el papel de la mujer en
el desarrollo de la literatura preferentemente del siglo pasado. Cumplida una
docena de años desde aquel firme propósito –entre otros varios--, la editorial
madrileña ha facultado a incorporar a su exquisito catálogo el nombre de Mary
McCarthy (1912-1989), presumiblemente una de las intelectuales estadounidenses
más distinguidas del siglo XX, en cuyo segundo tercio se acumula –amén de sus
tres matrimonios fallidos-- el grueso de sus contibuciones al campo de la
prosa, del ensayo, de la crónica y de los artículos periodísticos. En la
necesidad por tener presencia algún título de la autora oriunda de Seattle,
Impedimenta hizo una prospección por una obra recorrida en su espina dorsal por las propias
experiencias vitales de Mary McCarthy, entre las que se cuentan Memorias de una joven católica (1957) —publicada
en castellano por Lumen en 2001—, El
grupo (1962) —Tusquets para su publicación en castellano en 2004—, extraído
de la etapa que pasó en el Vassar’s College, How I Grew (1987) y, en forma epistolar, Entre amigas: correspondencia entre Hannah Arendt y Mary McCarthy
(1996) —editada en 1998 a cargo de Lumen—. Sería precisamente Hannah Arendt
quien confesó su grata impresión con la lectura de The Oasis, al punto de
describirla de manera sintética como «una pequeña obra maestra». Incorporado a modo de elemento promocional en la edición (por primera
vez) en lengua castellana, El Oasis (1949) ofrece la medida de la capacidad intelectual de una escritora que, una vez más,
esculpió a partir de la realidad unos personajes que intervienen en una especie
de cónclave para promover ponencias y análisis sobre cuestionen que comprometen
al avance de la sociedad en el ecuador de la pasada centuria. Medio millar personas guiadas por una brújula que apunta a un espacio residencial llamado El Oasis, metáfora de una sociedad –la norteamericana—
que confina a sus intelectuales en círculos geográficos muy determinados, que
contrasta con ese desierto del
razonamiento y de la reflexión cautivo de la inmensa mayoría de la población.
En la introducción a cargo de Vivian Gornick queda constancia que Mary McCarthy
obtuvo de su conocimiento de primera mano sobre distintas esferas de la
intelectualidad estadounidense el material
humano con el que iría dando acomodo a un relato breve —en torno a las ciento treinta páginas— que volvió a levantar ampollas tras su controvertido debut
literario con The Company She Keeps
(1942). Precisamente, en los pliegues
de esta pequeña obra descubrimos que cada una de las “facciones de pensamiento”
en pos de que prevalezcan sus postulados, esto es, los realistas y los
puristas, sus respectivos líderes Will Taub y MacDougal Macdermott encuentran
acomodo en el molde que procuran Philip Rahv y Dwight MacDonald. Con ellos
coincidió por primera vez Mary McCarthy, a propósito de la celebración en la
que se dieron cita intelectuales de izquierdas. De aquellas reuniones asimismo
McCarthy extrajo anécdotas y situaciones que jugarían a favor a la hora de
tejer un relato en que se filtran referencias a piezas de Victor Hugo, Sinclair
Lewis o Henry Thoreau, entre otros distinguidos literatos y/o pensadores. Con todo,
el ejercicio literario al que se encomendó Mary McCarthy representa una
sucesión infinita de frases tocadas
por el ingenio a cuenta de una afilada capacidad de observación de su entorno.
Un ingenio que se viste con el color del
sarcasmo, de lo vitriólico y de lo mordaz, incluso para el pasaje de una mera
descripción física de uno de los quinientos invitados a asistir al templo de El Oasis: «Henry, un joven alto y delgado con la cabeza ovoide, que recordaba a una
lima de uñas (…)». Por ello, sería preceptivo dejar margen para una segunda lectura que
permita ir más al fondo y aparcar (a nivel subconsciente) la forma de una
narración que demuestra que la mordacidad y el sarcasmo no son características
exclusivas de los escritores varones. Solo una doble lectura, a mi juicio,
permite observar con detalle la proeza
narrativa cuya autoría descansa en Mary McCarthy, la antítesis del pensamiento
reaccionario que demostró tener otra personalidad de la historia de los Estados
Unidos del siglo XX de idéntico apellido, pero de nombre de pila Joseph. El
otro maccarthismo, el acomodado al plano literario, puede tener su prédica para algunos lectores en El
Oasis a la hora de ampliar el terreno en lo sucesivo por parte de
Impedimenta a otros textos de su autora que aún queden pendientes de edición en
lengua castellana.
Existe vida después del cine. Muchos me vinculan a este campo. Este blog está dedicado a mis otros intereses: hablaré de música, literatura, ciencia, arte en general, deportes, política o cuestiones que competen al día a día. El nombre del blog remite al nombre que figura en mi primera novela, "El enigma Haldane", publicada en mayo de 2011.
lunes, 27 de mayo de 2019
«EL OASIS» (1949), de Mary McCarthy: CAMINO A UTOPÍA
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