viernes, 4 de octubre de 2019

«UN PLAN SANGRIENTO» (2015) de Graeme Macrae Burnet: LA TRAGEDIA DE CULDUIE


Coincidiendo en el tiempo con la apuesta de Gonzalo Heralde por crear el sello barcelonés Anagrama, en 1969 su homóloga Booker McConnell Ltd quiso dar carta de naturaleza a unos premios literarios que, al cabo, siguen siendo uno de los más prestigiosos en el ámbito cultural europeo. A lo largo de su medio siglo de historia los Booker Awards —ya desposeído del anexo McConnell— han contabilizado entre sus obras distinguidas con auténticos longsellers, caso de En la orilla (1979), de Penelope Fitzgerald —publicado por primera vez en lengua castellana por Impedimenta, La lista de Schindler (1981) de Thomas Kenneally, El paciente inglés (1991) de Michael Ondaatje, Los naufragios del día (1989) de Kazuo Ishiguro, Amsterdam (1997) de Ian McEwan o El sentido de un final (2010) de Julian Barnes, estas tres últimas publicadas en la lengua de Dámaso Alonso precisamente por parte de Anagrama. A tres años vista de que se cumpliera el 50 aniversario de los Booker Awards, por primera vez la obra de un escritor escocés —Graeme Macrae Burnet (n. 1967)— parecía en disposición de conquistar la preciada distinción, pero a la postre fue a parar a manos del estadounidense Paul Beatty por su novela satírica The Sellout (2015). Una pieza literaria situada en la órbita del planeta Kurt Vonnegut Jr. mientras que la obra con la que «rivalizaba» en los Booker Awards persigue un fundamento literario indefectiblemente adscrito a la seminal A sangre fría (1965) de Truman Capote. Sendas piezas finalistas, eso sí, desarrollan parte de su narración en estamentos judiciales; mientras que The Sellout persigue una orientación satírica el personaje central del relato llamado «Me» se enfrenta a los Estados Unidos de América (sic) en un caso que reabre el tema de la esclavitud y la segregación racial, Un plan sangriento (2015) reserva su parte final para reproducir el diario de sesiones de un juicio sumarísimo que sienta en el banquillo a Roderick John Macrae acusado de un triple asesinato. El ardid de Grame Macrae Burnet estriba en vestir de realidad un relato que recorre el territorio de la ficción sin que el lector se aperciba de ello dada la minuciosidad y el rigor con el que se procura el escritor afincado en Glasgow durante hace varios años. Tomando como «centro de operaciones» la segunda ciudad de Escocia, Macrae iría cimentando ese falso relato empleando las herramientos propias de quien se sabe (auto)embestido heredero literario de In Cold Blood, una novela bautizada en su momento con el apelativo de «no-ficción». Así pues, los Clutter ceden el testigo a los McKenzie, concretamente a tres miembros de una familia de la aldea de Culduie situado en un rincón del condado de Ross-shire, en las Tierras Altas de Escocia— asesinados a manos de un joven de diecisiete años de edad, Roderick John Maccrea el 10 de agosto de 1869. Noventa años después de lo "acontecido" en Escocia se produjo el cuádruple asesinato de miembros de la familia de los Clutter, registrado en una localidad del estado de Kansas a mediados del siglo XX. Los ejecutores de asesinatos de estas características en pocas ocasiones quedan liberados de cumplir su condena en un recinto penitenciario al serles diagnosticado un trastorno mental que debe ser verificado por médicos especialistas en sede judicial. No sería el caso de Roderick Macrae, quien pese a no llegar a la mayoría de edad exhibe una madurez en su comportamiento y un intelecto aquel capaz de escribir con una excelente calidad literaria su propio relato en forma de diario personal que cubre buena parte del contenido del libro publicado por Impedimenta con traducción a cargo de Alicia Frieyro— que lo alejan de ser catalogado de sufrir «trastorno o desequilibro psíquico». Una vez vista para sentencia el caso Roderick Macrae, el asesino múltiple confeso busca abrigo en una celda de reducidas dimensiones, a la espera de ser ejecutado. Una vez más, pues, se refuerzan los paralelismos para con A sangre fría, la novela que a buen seguro Graeme Macrae Burnet tuvo en la mesilla de noche, junto a numerosos ensayos historiográficos sobre las Tierras Altas de Escocia y piezas literarias prestas a recomponer el mosaico de una época y de un lugar remoto en una visión propia de un mundo feudal del que una de las víctimas, Lachlan McKenzie, ejercía de autoridad local con ciertas dosis de tiranía. Todo ello le valió para conformar su segunda novela, aquella capaz de apuntalar una trayectoria en calidad de escritor que se adivina se adivina sembrada de éxitos por el dominio del lenguaje del que hace gala, su proverbial capacidad descriptiva y un sentido del ritmo narrativo que nos atrapa desde la primera hasta la última página. Casi cuatrocientas páginas de alta literatura que no desentona en modo alguno en el catálogo de un sello editorial que parece imparable a la hora de descubrirnos nuevos autores.             


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