En proporción al número de títulos
publicados hasta la fecha —en torno a los ciento veinte—, Impedimenta aglutina
entre sus numerosas virtudes el ser uno de los sellos del estado español que
presenta un mayor porcentaje de obras escritas por mujeres, en justa
correspondencia con el desempeño de las féminas dentro de la Historia de la
literatura. No se trata de “cuotas” que ganan al mar del progresismo, si no de la constatación, a cada libro leído,
de una calidad literaria que, en el caso de Margery Allingham (1904-1966) puede
ser perfectamente equiparable, por ejemplo, de Edmund Crispin, seudónimo de Robert
Bruce Montgomery (1921-1978), de cuya obra de un tiempo a esta parte la
editorial Impedimenta ha dado “visibilidad” con la publicación de volúmenes
recorridos en cada de éstos por el personaje del profesor de Literatura Inglesa
Gervase Fen. Al correr de las páginas de Más
trabajo para el enterrador (1949), la segunda de las novelas editadas por
Impedimenta hasta la fecha (la primera El signo del miedo, en 2016), me sobrevino el recuerdo de las aventuras y
desventuras detectivescas de Gervaise Fen, quien muestra un notable parentesco
con Albert Campion, la “critatura” literatura por antonomasia de Margery Louise
Allingham. Asimismo, Crispin y Allingham son coincidentes a la hora que el
texto traspire por los poros de su cuerpo narrativo, fiado a la noción de
novela de misterio, una veta irónica capaz de hacer esbozar una (medio)sonrisa al
lector, sin que ello desmerezca un conjunto aplicado a un extraordinario
puntillismo en la descripción de escenarios y personajes. Sin duda, un dominio
del lenguaje y de los resortes que los sustenta que para Allingham, inmersa en
el periodo de postguerra, ya acumulaba ingentes horas de vuelo en menesteres de
escritora, el oficio que la había sido “revelada” prácticamente a la par que
empezaba a articular un lenguaje oral bien articulado. El investigador Albert
Campion fue el personaje que, de lejos, de dedicó mayor tiempo en su quehacer
de escritora de novelas y relatos cortos. A diferencia de Gervase Fen, Campion presume
de su linaje aristocrático y de haber podido figurar en la línea de sucesión al
trono inglés. Por ello, cuando inopinadamente la Rank decidió adaptar su novela
Tiger in the Smoke (1945) —se adivina
una de las apuestas literarias para venideras temporadas en la hacienda del
sello Impedimenta—, eliminando para la ocasión el personaje de Albert Campion,
Allingham, natural del barrio inglés que dio carta de naturaleza a nivel
nominal a una de las productoras por excelencia de la comedia inglesa —la Ealing--
volvió la espalda a esa misma industria que tres años de su muerte adaptaba Dr. Crippen (1963), una suerte de biopic sobre un asesino en serie que
envenenaba a sus víctimas en la Inglaterra de principios del siglo XX: Al
doctor Hawley Harvey Crippen el cinematógrafo le puso el rostro de Donald
Pleasence, y en la novela de Allingham es citado en diversas ocasiones, a
cuenta del proceso de investigación sobre Edward Chretin Palinode
(1883-1946), fallecido prácticamente a la misma edad que lo haría Margery
Allingham, a la que su coetánea Agatha Christie, rival en el campo de la novela
de misterio, dijo que fue una de sus indiscutibles influencias. Christie
siempre apreció el trazo firme de aquellos escritores con vocación de
narradores, capaces conjugar lo didáctico con lo lúdico, el rigor con lo
irónico. En la obra de Margery Allingham encontró semejantes atributos. La
lectura de Más trabajo para el enterrador da fe de ello, siendo preceptivo para
la misma el ir saboreando su fermento narrativo de manera especial a
propósito de un viaje como el de un servidor por tierras holandesas. Desde su
zona norte se puede hacer volar la imaginación y observar en lontanza la costa
británica, un espacio geográfico provisionado de una inacabable nómina de
escritores del talento de Margery Allingham, fiados a un magisterio en prosa
que no cesó hasta el fin de sus días, llegando a firmar una veintena de novelas
con el personaje fijo en esa ecuación literaria cuya incógnita –en su modalidad
de whodonit.. cabe despejar en sus respectivas páginas finales.
Existe vida después del cine. Muchos me vinculan a este campo. Este blog está dedicado a mis otros intereses: hablaré de música, literatura, ciencia, arte en general, deportes, política o cuestiones que competen al día a día. El nombre del blog remite al nombre que figura en mi primera novela, "El enigma Haldane", publicada en mayo de 2011.
jueves, 23 de agosto de 2018
«MÁS TRABAJO PARA EL ENTERRADOR» (1949), de Margery Allingham: ALBERT CAMPION EN APRON STREET
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