A principios de los años sesenta la industria cinematográfica británica
dio carta de naturaleza a una relación de temás que hasta entonces no habían
sido abordados en este medio o, cuanto menos, de manera muy superficial. Las
relaciones de pareja interraciales —Fuego
en las calles (1962), Crimen al
atardecer (1961), Un sabor a miel
(1961)—, la homosexualidad —Víctima (1961)—
o el aborto clandestino —La habitación en
forma de L (1962)— servirían, pues, para el ampliar el abanico temático de
una oferta ya de por sí suculenta en la hacienda de una industria británica que
a lo largo de esa misma década sirvió de plató para numerosas producciones con
bandera estadounidense. Resulta un tanto paradójico que en semejante contexto
de apertura de miras la novela Daddy’s
Gone-A Hunting (1958) no hubiera sido material susceptible de ser adaptado
a la gran pantalla, por cuanto trata el tema del aborto que, de no llevarlo a
cabo, podría comprometer el futuro de infinidad de jóvenes en las Islas
Británicas. Su autora, Penelope Mortimer (1918-1999), aguardaría seis años
desde la publicación de dicha novela para que una de sus obras literarias, El devorador de calabazas (1962, Ed. Impedimenta, 2014), tuviera su “representación”
en imágenes con Siempre estoy sola
(1964), cuya historia remite a las propias experencias conyugales suscitadas
con el asimismo escritor John Mortimer. Ambos llegaron a firmar al alimón el
guión adaptado de El rapto de Bunny Lake
(1965), otra mirada inoculada de malevolencia que corrompe la idea de bondad del ser humano. Por aquel entonces, Penelope
Mortimer hubiera podido abrigar ciertas esperanzas que Papá se ha ido de caza
prosperara en su adaptación el celuloide, al calor del estreno de Darling (1965), centrado en la figura
femenina de Diana Scott (Julie Christie), poseída por una oposición a los
convencionalismos que tienen mal encaje en la clase media a la que pertenece.
La Diana Scott de Darling y la Ruth
Whitting de Papá se ha ido de caza
comparten un mismo espacio social, pero sus realidades transitan por caminos
disímiles. En el caso de Ruth —no por casualidad, el segundo nombre de pila de
Mrs. Mortimer— se enfrenta a la realidad del embarazo de su hija universitaria
Angela. En ésta no se produce el dilema sobre si debe abortar o seguir adelante
con su embarazo, como sí sucede en la novela seminal de Lynne Reid Banks que
dio pie a La habitación en forma de L.
A través de un relato omniscente el lector se adentra en una realidad que se
desmarca del sórdido retrato literiario de Reid Banks —convertido en bestseller desde su publicación en
1960—, buscando esas “zonas de confort” de la escritora galesa, aquellas
prestas a colocar en el expositor de
esa sociedad británica librada a caballo entre la década de los cincuenta y de
los sesenta un retrato en blanco y negro con una infinidad de grises, allí
donde encuentra asidero una ironía que, a ratos, libera Papá se ha ido de caza del yugo del drama y/o de la tragedia.
Arbolada de referencias y/o alusiones de distinto signo —desde la Biblia al
dramaturgo norteamericano Paddy Chayesky—, a modo de notas cultas, Papá se ha ido
de caza transita con suficiencia sobre las vías de un relato que tiene principio y parada en una estación de
tren. En cada uno de las cuarenta y una estaciones —léase capítulos— de las que
consta Papá se ha ido de caza el
lector no tiene la necesidad de apearse en ninguna de las que preceden a la
última. Ello se debe a la conjunción de una narración fluida —con una
traducción impecable a cargo de Alicia Frieyre para la presente edición de Impedimenta—, el interés que despierta la
descripción de ese universo de la middle-class
de los happy-sixties cuando se lo
coloca ante la tesitura que una de sus representantes —Ruth— no tan solo apoye
incondicionalmente a su hija Angela para interrumpir el embarazo, sino que
financie la operación acometida por el doctor Flinkstein —una maldad de apellido a cargo de su
autora—, a espaldas del conocimiento de su esposo Rex. En realidad las algo
más de doscientas libras esterlinas que cuesta esta práctica ilegal en el contexto de su
época y nación, han sido distraídas
por Ruth de una partida que hubiera sido reservada para su viaje previsto a Amberes.
Por consiguiente, Ruth cambia de pensamiento y se sube en la estación de tren
con parada en una habitación donde se practica la interrupción del embarazo,
sin que el doctor Flinkstein tenga previsto un plan B por si algo se tuerce.
Una forma de proceder muy asentada en una sociedad dominada por los
estereotipos masculinos y de la que Penelope Mortimer levantó acta con esta su
quinta novela que se lee con deleite, Palabra a palabra, párrafo a párrafo, página
a página hasta conformar una pieza en que prevalece la mirada femenina. En la vida de Ruth —título muy similar al
de otra obra cinematográfica de aquel periodo, en que se trata asimismo otro
tema tabú hasta entonces, el de los Testigos de Jehová enfrentados a dilemas de
orden moral al albur de la transfusión de sangre que se debe practicar a una
niña— que se describe en Papá se ha ido
de caza se debieron mirar frente al espejo muchísimas mujeres británicas de
aquella época. De ahí que a su precisa prosa —ribeteada de figuras alegóricas,
tal como se adivina en su propio título— se una el valor sociológico que hace
de Papá se ha ido de caza una lectura
“obligatoria”, sobre todo en aquellos espacios aptos para debatir en torno al
contenido de obras de antaño que tienen plena vigencia en nuestros días.
Existe vida después del cine. Muchos me vinculan a este campo. Este blog está dedicado a mis otros intereses: hablaré de música, literatura, ciencia, arte en general, deportes, política o cuestiones que competen al día a día. El nombre del blog remite al nombre que figura en mi primera novela, "El enigma Haldane", publicada en mayo de 2011.
lunes, 2 de julio de 2018
«PAPÁ SE HA IDO DE CAZA» (1958), de Penelope Mortimer: VIDA DE RUTH
Etiquetas:
ABORTO,
ALICIA FRIEYRE,
EDITORIAL IMPEDIMENTA,
EL DEVORADOR DE CALABAZAS,
LYNNE REID BANKS,
PADDY CHAYEFSKY,
PAPÁ SE HA IDO DE CAZA,
PENELOPE MORTIMER
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario