En el marco del Festival In-Inedit, que se celebra entre los días 29 de octubre y 8 de noviembre en Barcelona, asistí a la proyección para el que considero uno de los platos fuertes de esta nueva edición: Don’t Be Denied (2008). Óbviamente, el reclamo de Neil Young paga por sí solo, aunque esta producción de la BBC sea un one hour que podría saber a poco habida cuenta que se trata de una tentativa de sintetizar una obra tan vasta como la del canadiense, incluídos algunos trazos biográficos. Más allá de la posibilidad de recrearme en imágenes inéditas —por ejemplo, las de un granero habilitado para los ensayos de Harvest (1972); Young llevando la voz cantante en la presentación de los Buffalo Springfield en un programa de televisión, etc.—, Don’t Be Denied me ha servido para refrendar, matizar, confrontar posiciones en torno al perfil humano de Neil Young que, una vez terminado el libro, he ido componiendo sobre él mismo.
Damos por sentado que, en función de que una persona haga algo fuera de lo común en el sentido creativo, el calificativo genial suele aflorar. Pero detrás de esta visión se esconde, en muchos casos, una realidad marcada por un capítulo trágico o dramático experimentado en la infancia que alienta a estas mentes ya de por sí privilegiadas hacia un camino creativo del que nunca más se desprenden. En el documental dirigido y escrito por Ben Whalley se soslaya este episodio de la infancia (en su caso, la polio que padeció a los cinco años), como tantos otros que marcaron a fuego una personalidad tan acusada como la de Neil Young —los dos hijos con parálisis cerebral que tuvo de parejas distintas; los ataques de epilepsia que se convirtieron en un calvario durante la época con Buffalo Springfield; el aneurisma sufrido hace un lustro, etc.—. No obstante, el propio Neil Young se encarga de borrar cualquier rastro de hagiografía, mostrándose inmisericorde, a modo de ejemplo, con esas whoden ships con las siglas CSNY que habían ido a la deriva por culpa de ese mar de adulaciones y parabienes que retroalimentaron sus respectivos egos hasta hacerles perder la realidad que tenían ante sus narices... (in)convenientemente cubiertas de polvo blanco... Young lo vio venir y pronto se apartó de quedar sepultado por aquel oleaje que acabaría llevándose por delante al roadie Bruce Berry y a su compañero de la primera etapa de Crazy Horse Danny Whitten. Ambos fueron fuente de inspiración para ese álbum «espectral» capaz de ponernos en trance, Tonight’s the Night (1975) y del que han llovido un sinfín de anécdotas durante e inmediatamente después de su movida grabación. Una de las mismas la relata a cámara Neil Young, haciendo gala de su perculiar sentido del humor color azabache (el mismo que le hace rememorar su encuentro con Charles Manson tiempo antes que éste fuera el inductor de una masacre bien conocida por la historia criminal a escala internacional) cuando pasa revista a las Nights on Black Satin durante la gira celebrada en Inglaterra donde el público salía con la mosca tras la oreja al haber escuchado íntegramente (incluidos hasta dos vises de Hey Hey My My (Into the Black)) el disco Tonight’s the Night y, por tanto, viéndose privados de deleitarse con algunos de los temas de su cosecha anterior al bienio 1973-74. Por aquel entonces, Neil Young ya tenía claro que toda su existencia giraba en torno a la música; una verdad irrefutable a tenor de su imparable actividad profesional, inclusive el periodo más oscuro a nivel familiar que le llevó a apuntar en distintas direcciones (léase estilos), dejando constancia que era y sigue siendo alérgico al encasillamiento. Otro que vivió su particular via crucis en los años ochenta, James Taylor, define en el documental a Neil Young como un auténtico manantial, extraordinariamente prolífico, desprendiéndose de sus frases reflexivas una admiración que parece reafirmarse en el brillo luminoso de sus ojos. Esos ojos celestes que tuvieron el privilegio de contemplar de cerca —como lo hiciera Nils Lofgren, otro de las guest stars que participan en el documental dirigido por Whalley— al genio de Neil Young tanto en la cosecha del 72 como en la del 92. Porque, sin duda, Neil Young es un genio en toda la extensión de la palabra y como tal, no duda en reafirmarse una y otra vez que la música es lo único que verdaderamente le importa en esta vida. Bien sabe Young que esa frase encaja en la forma cómo plantea su documental Whalley, en la que se recogen imágenes desde la etapa de The Squires hasta las de la controvertida gira con CSNY, a propósito de la salida al mercado de Living with War (2006). Ser obstinado como apunta la «S» de CSNY, uno de sus mejores amigos, Stephen Stills, Neil Young aún no deja de mirar hacia delante con el pálpito que aún queda mucho que hacer. En verdad me descubro ante esa capacidad de abstracción del dolor que ha sufrido en sus propias carnes y a su alrededor, y que ha sabido convertir en gemas de la música, además de tener permanentemente en mente que el mejor antídodo para vencer el ego es no dar por bueno nada de lo que has hecho, aún sabiendo que, como en su caso, alcance el valor de lo excepcional. Me sonrío cuando alguien se ufana por haber realizado un par de obritas sin más; entonces pienso en ese imberbe Neil Young de lacia y larga melena que iba a su bola y que no ha dejado de girar. Gracias, Ben por ofrecernos Dont' Be Denied, el que considero uno de los documentales más certeros sobre la figura de Neil Young porque glosa a la perfección la esencia del genio canadiense. Esperemos debatir sobre esto y tantas otras cosas relativas a Neil Young en la presentación del libro publicado por T&B Editores en la Tecla Sala de L’Hospitalet de LL. y en el FNAC de Illa Diagonal los días 3 y 15 de diciembre de 2009, respectivamente. Antes, coincidiendo con 64 aniversario del nacimiento de Neil Young, el libro ya estará en tiendas. Justo un par de años antes, Ben Whalley recibía una llamada del agente de Neil Young que le condujo a cumplir uno de sus sueños. Esperemos que su paso por el In-Edit sea el punto de partida de un largo recorrido en nuestro país para este soberbio documental. Se lo merece.
Damos por sentado que, en función de que una persona haga algo fuera de lo común en el sentido creativo, el calificativo genial suele aflorar. Pero detrás de esta visión se esconde, en muchos casos, una realidad marcada por un capítulo trágico o dramático experimentado en la infancia que alienta a estas mentes ya de por sí privilegiadas hacia un camino creativo del que nunca más se desprenden. En el documental dirigido y escrito por Ben Whalley se soslaya este episodio de la infancia (en su caso, la polio que padeció a los cinco años), como tantos otros que marcaron a fuego una personalidad tan acusada como la de Neil Young —los dos hijos con parálisis cerebral que tuvo de parejas distintas; los ataques de epilepsia que se convirtieron en un calvario durante la época con Buffalo Springfield; el aneurisma sufrido hace un lustro, etc.—. No obstante, el propio Neil Young se encarga de borrar cualquier rastro de hagiografía, mostrándose inmisericorde, a modo de ejemplo, con esas whoden ships con las siglas CSNY que habían ido a la deriva por culpa de ese mar de adulaciones y parabienes que retroalimentaron sus respectivos egos hasta hacerles perder la realidad que tenían ante sus narices... (in)convenientemente cubiertas de polvo blanco... Young lo vio venir y pronto se apartó de quedar sepultado por aquel oleaje que acabaría llevándose por delante al roadie Bruce Berry y a su compañero de la primera etapa de Crazy Horse Danny Whitten. Ambos fueron fuente de inspiración para ese álbum «espectral» capaz de ponernos en trance, Tonight’s the Night (1975) y del que han llovido un sinfín de anécdotas durante e inmediatamente después de su movida grabación. Una de las mismas la relata a cámara Neil Young, haciendo gala de su perculiar sentido del humor color azabache (el mismo que le hace rememorar su encuentro con Charles Manson tiempo antes que éste fuera el inductor de una masacre bien conocida por la historia criminal a escala internacional) cuando pasa revista a las Nights on Black Satin durante la gira celebrada en Inglaterra donde el público salía con la mosca tras la oreja al haber escuchado íntegramente (incluidos hasta dos vises de Hey Hey My My (Into the Black)) el disco Tonight’s the Night y, por tanto, viéndose privados de deleitarse con algunos de los temas de su cosecha anterior al bienio 1973-74. Por aquel entonces, Neil Young ya tenía claro que toda su existencia giraba en torno a la música; una verdad irrefutable a tenor de su imparable actividad profesional, inclusive el periodo más oscuro a nivel familiar que le llevó a apuntar en distintas direcciones (léase estilos), dejando constancia que era y sigue siendo alérgico al encasillamiento. Otro que vivió su particular via crucis en los años ochenta, James Taylor, define en el documental a Neil Young como un auténtico manantial, extraordinariamente prolífico, desprendiéndose de sus frases reflexivas una admiración que parece reafirmarse en el brillo luminoso de sus ojos. Esos ojos celestes que tuvieron el privilegio de contemplar de cerca —como lo hiciera Nils Lofgren, otro de las guest stars que participan en el documental dirigido por Whalley— al genio de Neil Young tanto en la cosecha del 72 como en la del 92. Porque, sin duda, Neil Young es un genio en toda la extensión de la palabra y como tal, no duda en reafirmarse una y otra vez que la música es lo único que verdaderamente le importa en esta vida. Bien sabe Young que esa frase encaja en la forma cómo plantea su documental Whalley, en la que se recogen imágenes desde la etapa de The Squires hasta las de la controvertida gira con CSNY, a propósito de la salida al mercado de Living with War (2006). Ser obstinado como apunta la «S» de CSNY, uno de sus mejores amigos, Stephen Stills, Neil Young aún no deja de mirar hacia delante con el pálpito que aún queda mucho que hacer. En verdad me descubro ante esa capacidad de abstracción del dolor que ha sufrido en sus propias carnes y a su alrededor, y que ha sabido convertir en gemas de la música, además de tener permanentemente en mente que el mejor antídodo para vencer el ego es no dar por bueno nada de lo que has hecho, aún sabiendo que, como en su caso, alcance el valor de lo excepcional. Me sonrío cuando alguien se ufana por haber realizado un par de obritas sin más; entonces pienso en ese imberbe Neil Young de lacia y larga melena que iba a su bola y que no ha dejado de girar. Gracias, Ben por ofrecernos Dont' Be Denied, el que considero uno de los documentales más certeros sobre la figura de Neil Young porque glosa a la perfección la esencia del genio canadiense. Esperemos debatir sobre esto y tantas otras cosas relativas a Neil Young en la presentación del libro publicado por T&B Editores en la Tecla Sala de L’Hospitalet de LL. y en el FNAC de Illa Diagonal los días 3 y 15 de diciembre de 2009, respectivamente. Antes, coincidiendo con 64 aniversario del nacimiento de Neil Young, el libro ya estará en tiendas. Justo un par de años antes, Ben Whalley recibía una llamada del agente de Neil Young que le condujo a cumplir uno de sus sueños. Esperemos que su paso por el In-Edit sea el punto de partida de un largo recorrido en nuestro país para este soberbio documental. Se lo merece.
9 comentarios:
Cómo se puede saber dónde y cuándo (en qué salas, a mí claro me interesan las de Mallorca)podremos verlo???
Y tu libro sobre Neil, sabes en qué librerías (siempre de Mallorca)podré encontrarlo? o hay que encargarlo?
Un saludo con afecto, mucha suerte te desea
Isabel
PS.:Y El Mundo de Haldane?
Que envidia!
Yo como Isa, quisiera saber si ese documental se va a pasear por alguna sala cercana a Galicia.... quien sabe......
Y reitero mi petición de un libro firmado por la mano de su autor. Si lo puedo adquirir directamente mejor, si no desearía saber donde estará a la venta.
Quedan sólo tres días, pero llevo tres meses en una espera desesperada...
Por cierto, antes era Xabre, ahora sólo Ricardo.
Un saludo y gracias.
Hola Isa y Ricardo:
Para Isa:
El libro está distribuido también en Malloca. Aquí tienes el enlace de las distribuidoras de la editorial.
http://www.cinemitos.com/tbeditores/Paginas/distribuidores.asp
Supongo que lo podrás encontrar el libro en las librerías más importantes en Palma de Mallorca. Respecto a "El enigma Haldane", que así se llama la novela, se edite pronto. En ello estamos.
Para Ricardo:
La verdad es que el documental de Ben Whalley vale mucho la pena pero creo que la mejor forma será verlo cuando salga en DVD, esperemos, con más material. Vamos a ver como lo hacemos. Pásame, si te parece, tu email Ricardo y me pongo en contacto contingo para hacerte llegar el libro firmado.
un saludo para ambos,
Christian
Mi email es:bijkahuna@yahoo.es.
Muchísimas gracias.
Ah, no vale! yo también lo quiero firmado entonces!!!(si puede ser, claro!)
Cómo lo hacemos para el pago? Mi mail ya lo tienes por ahi creo, cuando te mandé las fotos de Neil de ese viejo libro (has podido aprovechar alguna? la calidad no era la mejor...).
Gracias y suerte!
Isa
El pago es sencillo. ¿Mediante transferencia?
Hoy te hago una pequeña publicidad en mi blog. Saludos, por cierto tengo unos cuantos compradores, así que a ver donde encuentran tu libro, por que si no te lo pedirán a ti... je je je. Un saludo. Y otro a Isa.
Gracias Ricardo por los saludos, ya me dí una vuelta por tu Blog y guardé el link en favoritos...muy bueno, estás hecho un poeta de la prosa!
Saludos Isa
Me ha gustado tu felicitación a Neil en su día (hoy,12.11) de cumlpe, ojalá la lea!
Long may he run!!!
Ante todo, Enhorabuena por el Libro.
He llegada hasta aqui, gracias a mi amigo Ricardo, y aunque ya sabia lo del libro por ''La Playa de Neil'', no sabia que tuvieras Blog. Habra que echarle un vistazo.
La crisis achucha, y pensaba pedirselo a Richi, despues de que el lo leyera. Pero con el corazon en la mano...quiero uno propio.
Te lo mereces.
Ya me pongo en contacto con el, para que me envies otro ejemplar.
Un Saludo.
Y el DVD todavía no sale! ;_;
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